Capítulo VIII

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Pasan los días...

Cada segundo se escapa entre mis inertes dedos, provocándome que me sienta morir un poco más...

Cada minuto que pasa, sesenta segundos que se repiten una y otra vez. Voy dando pasos, cada vez más lejos, subiendo una cifra más, pero siempre caigo en una espiral de caos que me hace regresar desde cero. Siempre cada sesenta segundos...

Las horas pasan, y pasan, y pasan... Las lágrimas caen por mi rostro y veo como mi vida se desmorona con total lentitud, muy dolorosamente, al pasar horas encerrado en mi silenciosa y muerta cama.

Los días pasan. Ya pierdo la cuenta. El Sol, la Luna... Ya no existen, no... Ni siquiera el cielo nocturno, solo el vacío, el vacío en mi mundo, el vacío en mi corazón.

Estoy en mi cuarto, totalmente a oscuras. No veo absolutamente nada. Sólo capto oscuridad, como mi alma despedazada. Siento las lágrimas caer, el odio en mi respiración, la inquietud de mis preguntas, preguntas que no quiero saber sus respuestas...

Pero me derrumbo. Un pequeño haz de luz me atraviesa y confunde. Esa tenue luz persistente, ese sentimiento extraño y que no puedo evitar...

Amo a Derek Hale.

No lo entiendo. No le entiendo. No me entiendo.

Todo es tan extraño y perturbador.

Se que ha sido algo horrible, se que no debería, se que eso es dolor, se que es un mal placer...

Pero le amo, estoy enamorado.

Recuerdo lo que me decía, sus advertencias, que yo me tomaba a broma...

"Stiles... Solo somos amigos."

"Yo no suelo estar con nadie, y creo que tú tampoco querrías estar conmigo, créeme."

"Soy un monstruo."

"Soy un hombre lobo."

"Soy un Δlpha."

¿Arriesgarme a las heridas?, ¿A mordidas?, ¿Al dolor?, ¿A la muerte?

Y sólo por amor...

Porque es así, le amo aunque se que no puedo, que es como un límite infranqueable para él.

Son las 07:30 cuando la alarma de móvil, el único recuerdo material que tengo de Derek, me despierta en este frío y oscuro mundo llamado "realidad"

Consigo llegar ante el espejo de mi baño. Rastros de mis lágrimas, nariz congestionada, dolor de cabeza...

Estoy horrible.

Me acerco al espejo mientras cojo todo el aire que pueden contener mis pulmones, y al soltarlo, el suave nombre aparece ante mis labios entreabiertos. Beso el cristal empañado.

No. No pienso desmoronarme. Pasado mañana es el día de mi graduación y aunque me cueste, tengo que estar bien.

Me lavo la cara, me despejo la nariz, un poco de colonia, desodorante y ya estoy listo para empezar desde cero.

Como un reloj que no para de dar las mismas vueltas.

*****

- Stiles, ¿me vas a decir que te ocurre de una vez?

Son las 11:36 cuando Scott me arrincona a preguntas en el descanso entre horas.

- Te noto cambiado, ya no hablamos como antes y encima a penas nos vemos. - Prosigue.

- Scott, por favor, no quiero hablar de Derek en este momento. Han pasado muchas cosas, geniales la mayoría, pero he decidido dejarle por un tiempo y pensar. Necesita darse cuenta de que me tiene que contar lo que le pasa y no ocultar lo inevitable. Así que no te preocupes, estoy bien.

50 Triskeles: De Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora