Después de todo, no querrían asustarte...

Entonces te dicen, en cambio, que toda persona buena y amorosa obtiene su final feliz.

Incluso cuando no lo tienes.

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L
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Esto se siente bien y lo estoy dejando
Y ahora sé exactamente qué hacer
Cánsate de mí si quieres, querido
Yo no me cansaré de ti

Y así es por las circunstancias más trágicas y desafortunadas que un tal Louis Tomlinson, de veintidós años y recientemente liberado de una avalancha de insufribles cursos universitarios para un Máster en Literatura que no está del todo seguro de necesitar, se encuentra de pie frente a un tienda abandonada de dos pisos en Londres. En realidad, está en un estado horrible: los escaparates son pedazos de vidrio rotos que sobresalen como los dientes de una bestia espantosa, y el letrero de madera tallado a mano sobre la puerta está cubierto de tantas capas de graffiti que tiene un parecido asombroso a Raindrops #4 por el prolífico, pero decididamente menos criminal, Bruce Gray. Hay un toldo descolorido adjunto solo en su lado derecho, ondeando con la brisa como una pancarta hecha jirones de la posguerra, y una valla de hierro forjado negro de aspecto igualmente devastado que recubre el camino corto de adoquines. Le gusta, decide, evaluando el exterior aparentemente abandonado.

Tiene carácter.

Camina con cautela sobre los agujeros en el camino ya que, como era de esperar, faltan más de unos pocos adoquines, y sube tres escalones de cemento hasta el escalón delantero. Busca en su bolsillo por un momento y finalmente saca una llave dorada oxidada, como las llaves voladoras en una de esas películas de Harry Potter, pero sin las alas, por supuesto. La cerradura de la decrépita puerta de la tienda es igualmente vieja y oxidada, capas de pintura descascaradas alrededor como tiras de papel tapiz o piel, supone, en un sentido más mórbido de la palabra (después de todo, es un escritor, no hagan caso a tales comparaciones artísticas). Se necesitan varios intentos antes de que finalmente se las arregle para atascar la llave en la cerradura, teniendo que mover la perilla con bastante violencia para liberar el pestillo. Supone que los negocios vecinos deberán pensar que es una especie de vagabundo viajero, irrumpiendo en una tienda abandonada para fumar algo de hierba y dormir por una semana o dos.

Es mejor que piensen que estoy loco y se mantengan alejados, reflexiona, que tenerlos acudiendo en masa a mi puerta como palomas con su parloteo incesante.

Con un último gemido de protesta, la pesada puerta se abre, revelando un santuario interior que no ha sido tocado por manos humanas durante casi veinte años. Nadie quería esta propiedad, le dijeron, y es exactamente por eso que la compró. La premonitoria casa de piedra rojiza de dos pisos se encuentra apretujada entre una peculiar tienda de segunda mano pintada de un alegre amarillo y un lugar cutre autoproclamado "emporio sexual" llamado Kitty's —su cartel es el contorno de una mujer joven en poses provocativas resaltada en rosa neón. Escondido en una calle lateral casi escondida en el artístico Camden Town del interior de Londres, no es el lugar de negocios más accesible ni ideal. La agente inmobiliaria se lo había vendido por poco más de 20.000 libras esterlinas, un robo absoluto a pesar de su terrible estado. Ni siquiera había visitado la residencia, la había comprado únicamente a partir de una descripción verbal. La agente había pensado que estaba bromeando al principio, pero una vez que había establecido su interés genuino, no había mucho que hacer más que firmar unos papeles y estaba resuelto. Aparentemente, ella había estado tan ansiosa por deshacerse de la propiedad como él por comprarla...

Una nube de polvo arremolinada entra en erupción cuando entra arrastrando los pies por la puerta principal. Las ratas corren presas del pánico, esquivando los rayos del sol bajo bultos de formas extrañas envueltos en lo que probablemente alguna vez fueron sábanas de lino blanco almidonado. El suelo, las paredes, todo en realidad, está cubierto por una gruesa capa de polvo gris y difuso. Distraídamente pasa un dedo por uno de los bultos mientras pasa por su lado y se sorprende genuinamente cuando el objeto en cuestión no es una especie de animal peludo fallecido sino, de hecho, solo una vieja mesa. Entonces, a pesar de la suciedad y el desorden y la obvia necesidad de reparaciones, Louis descubre que ya se ha enamorado.

i would name the stars for you » l.s [traducción]Место, где живут истории. Откройте их для себя