—Yo desearía que solo lo odiaras.

El olor a caramelo se intensificó a medida que transcurrían el viaje en el cómodo tren, y con ello mi curiosidad por Taehyung. Todo lo que podía recordar de ese entonces en nuestra adolescencia, ahora era irregularmente incorrecto. El Taehyung de en ese entonces era dulce, irreal, genuino, digno de un ángel indefenso, débil. Sin embargo ahora, siendo adultos mirarlo era como ver al diablo, incluso tenía la leve certeza de que estaba dejándome seducir por su faceta superficial que hasta ahora me enseñaba conforme a cada minuto y segundo a su lado, siendo su única compañía. Era peligroso tenerlo cerca, y no quería entenderlo, me rehusaba a siquiera pensarlo a profundidad porque sabía que si lo hacía dejaría ir mi mayor distracción; porque eso era para mí, una simple distracción para el mundo que hasta ahora estaba por vivir, siendo una mujer joven, pero divorciada. Necesitaba tenerlo cerca si quería olvidarme del dolor que sentía por Jaehyun, y aprovecharía su amistad para que me llevara lejos sin importar qué sucediera después, me estaba arriesgando a muchas cosas, pero ser egoísta con los demás era lo mejor que podía hacer.

—¿Piensas en él? —me volvió a hablar, y lo escuché perfectamente pero mi asombro me dejó sin palabras. Lo observé sin saber qué decir, y claramente de no saber a qué se refería exactamente con lo que me había preguntado; Solo dejé que creyera que no lo había entendido para que me especificara lo que pensaba al preguntarme tal cosa —...Jugaremos a algo, tn_____. —mi mueca de confusión lo dijo todo, pero eso no lo detuvo. Sus ojos se habían dilatado tanto que llegaron a ser casi en su totalidad oscuros como el carbón. Sentía que de repente temblaba bajo su mirada de reto.

—¿Qué? —jadeé sin perder de vista sus ojos. Me mantuve en una cuerda floja, sin poder contener las ganas de perder la cordura y caer a sus pies. Mis uñas arañaron ligeramente la acolchada tela de mi asiento mientras veía como Taehyung sonreía al inclinarse hacía mí, dándose cuenta de la reacción que tenía sobre mí.

—Durante este viaje, no pienses en ese hombre. Si lo haces y me mientes me darás algo a cambio, lo que yo pida, sin excepciones —me retó poniendo a prueba mis límites, pero no era tonta, tenía entendido que Taehyung sabía que no podría cumplir aquello y daba por hecho que conseguiría lo que quisiera de mí. Lo veía en sus ojos, él daba por hecho que conseguiría la victoria. —¿Aceptas?

—¿Y qué ganaría yo con eso? —le cuestioné rápidamente, mostrándome rencorosa y sobretodo dudosa; no es que no quisiera, o que me asustaba perder, solamente me sentía incapaz de ponerme un reto tan difícil en mi reciente etapa de aceptación.

—Es una buena forma de olvidarte de él —tenía razón, pero aún así se hallaba seguro de sí mismo y era de esperarse puesto que él había impuesto las reglas e impulsado el reto hacia mí. Aquello para mí, era premisa para pensar en que su mente iba más allá de lo que mis ojos podían ver, y fue por eso que no quise callarme.

—¿Y por qué si pierdo quieres algo de mí? —Volví a cuestionar en un tono mucho más demandante. Lo observé sigilosamente. Sus ojos pestañearon varias veces antes de hacer una mueca con su boca y rechistar con frustración. Acomodó ligeramente las solapas de su abrigo beige, y con sus largos dedos desordenó su cabello haciéndolo hacia atrás.

—¿Por qué haces tantas preguntas?

Aquello me hizo gracia, era como si deseara que me callase y aceptara de una vez por todas. Pero mi insistencia con mi humor amargo era algo de lo que no pude controlar al cuestionar sus palabras, intentando hallar respuestas en cada frase que me dirigía.

—Si acepto por lo menos me gustaría saber eso, Taehyung. —respondí obvia.

Mis palabras quizás le abrieron los ojos, porque de un momento al otro se encontraba pensando en mis palabras con delicadeza, conforme me observaba sus manos acariciaban lentamente sus muslos por sobre sus pantalones oscuros; si pensaba con mi malicia creería que me estaba invitando a hacer algo inmoral; como subirme sobre él con mis piernas a cada extremo de su cadera, sin importar que la gente posiblemente se espantase. Tenía constantemente ese sentimiento culposo hacia mí por pensar en mi amigo (si es que podría llamarlo así) de esa manera tan lasciva, tan descolocada de mi persona, y por supuesto de una manera caliente, por inercia. Y me justificaba con solo pensar que sus acciones y gestos exacerbaban la lujuria que sentía cada vez que hacia cosas que provocaban, por ende en mí, pensar con mi sexo y no con la cabeza.

𝑰𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝑹𝒂𝒊𝒏 𝑻𝒐𝒈𝒆𝒕𝒉𝒆𝒓 | 𝑲𝒊𝒎 𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈 +18 ©Where stories live. Discover now