Eso ya lo veremos.

―Oye ―añade―, creí que ya no os hablabais.

―¿Qué? Hablamos cada día, somos amigos.

―No me refiero a Troy, lo digo por él ―señala a nuestra izquierda y, cuando miro, me encuentro a Jason sentado en una de las mesas sólo, esperando a ser atendido―. Todo tuyo ―dice alejándose.

Me acerco con paso firme hasta llegar a Jason.

―Hola ―saludo tratando parecer tranquila.

―Hola.

Nos quedamos mirándonos durante lo que parecen horas. Cuando parece que va a hablar, me adelanto.

―¿Qué vas a tomar?

―El especial de la casa, si puede ser ―asiento dispuesta a ir a prepararlo―. ¿Podrías traer dos?

―Claro, ¿esperas a alguien? ―pregunto con la esperanza de que no haya traído a Regina con él.

―El otro es para ti.

Debí haberlo supuesto. Preparo las dos bebidas y las llevo a su mesa, no sin antes avisar a Florence que estará sola un rato.

―Tú dirás ―digo una vez sentada.

―Lo siento mucho ―comienza―. No sabía cómo explicártelo, porque es su secreto y no quería traicionar su confianza, pero hoy he descubierto que ella ha traicionado la mía gracias a Lara, que escuchó a Regina hablando con Selena.

Sinceramente, no entiendo qué está diciendo, pero le hago un gesto con la mano para que continúe.

―Esto no puede salir de aquí.

―Sé las reglas de este sitio, Jason, trabajo aquí ―respondo algo más hostil de lo que pretendía.

―Verás ―carraspea―, ya sabes que se había quedado embarazada de un tipo algo peligroso. Bueno, resulta que ese tipo se obsesionó con ella. Y por obsesión me refiero a que la acosa ―él juega con sus manos, nervioso, y da un par de tragos a su copa―. Hace un mes, tras amenazas y demás, la secuestró. No para pedir un rescate, ni nada de eso. La violó, Kat.

Sus palabras comienzan a repetirse en bucle en mi mente. No soportaré a Regina, pero me sorprendo a mí misma queriendo cortarle las pelotas a ese tío.

―Tiene que denunciarlo ―logro responder.

―No es tan sencillo ―continúa―. Mike, Mark, Trevor, Howard y yo hemos estado intentando conseguir pruebas. El día del desfile me pidió que la besara porque él estaba ahí. Hoy me he enterado de que no lo vio ese día, pero si a ti, y me pidió que la besara para joderte a ti y no para que él no se acercara ―Jason se lleva las manos a la cabeza y me mira―. Lo siento mucho, de verdad. Sé que no es excusa, pero cada vez quedan más, o más bien, la obliga a quedar, y ese día me pareció creíble que estuviera ahí.

―Gracias por contármelo ―le digo―. Aprecio mucho que me cuentes esto.

―¿Pero? ―pregunta.

―Pero tú y yo sabemos que, aunque fingieras ese beso, estás enamorado de ella.

Una lágrima se escapa por el ojo derecho de Jason y la limpia rápidamente.

―Te quiero, Kat. De verdad que te quiero.

―Y yo a ti, Jason. Siempre vas a ser mi desastre.

Jason me sonríe con lágrimas en los ojos y se inclina para limpiar una lágrima rebelde que amenaza con salir de los míos.

―¿Y tú, qué? Regina dijo que el profesor Álvarez y tú parecíais una pareja esa noche.

―No somos pareja ―respondo con una sonrisa.

―Pero a ambos os encantaría eso, ¿o me equivoco?

―Puede ser ―respondo en voz baja.

―Seré feliz si tú lo eres, pequeña O.

―Pues yo lo seré si me presentas de una vez a tu hermana pequeña ―digo recordando las ganas que él tenía de que la conociera.

―Eso está hecho.

Nos terminamos nuestras copas entre risas, como dos amigos normales.

―Oye ―digo antes de que se levante para irse―, ¿conseguisteis alguna prueba útil contra ese tipo? ―pregunto con curiosidad.

―Creo que sí, pero Regina no quiere que hagamos nada con ella.

Me tiende su teléfono tras buscar un vídeo y darle al play. En este, se puede ver a Regina rota en sollozos y con el miedo en la cara forcejeando con un tipo que me resulta vagamente familiar...

En cuanto habla, soltando una sarta de obscenidades que me hierven la sangre y pasando sus manos sin permiso por todo el cuerpo de Regina, lo reconozco. Es el tipo del Golden Eye que nos interrogó a Jason y a mí cuando subimos a la sala Éxtasis. No me puedo creer que no lo haya reconocido.

―Es el tipo de aquella sala, ¿recuerdas? ―me confirma, mostrando que sí lo ha identificado.

―Nunca lo olvidaría ―confieso.

―Pensaba plantarme allí, pero, luego, ¿qué?

―¡No! ―interrumpo―. Déjamelo a mí. Me voy a reenviar el vídeo, ¿vale?

―¿Qué vas a hacer? ―pregunta levantándose a la vez que yo.

―Hundirle la vida. Gracias por enseñármelo ―lo abrazo con fuerza sin poder contener mi alegría.

―O, me estás asustando.

―Confía en mí, desastre, sé lo que hago.

En cuanto Jason se marcha del local, llamo a Will.

―¿Diga? ―responde con la voz ronca.

―Despierta, bella durmiente, tienes que venir a buscarme al club.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

¡El segundo del día! Y con este me despido hasta la semana que viene. Portaos bien y cuidaos mucho. Gracias infinitas por darle una oportunidad a la historia.

¡Nos leemos!

La chica nuevaWhere stories live. Discover now