i. Pilot

2.1K 87 0
                                    




Brina se encontraba mirando por la ventana del coche, viendo cómo el paisaje cambiaba a medida que el coche avanzaba. Su padre se encontraba en el volante, con su camisa azul clara y sus pantalones negros característicos, concentrado en la carretera. Ella estaba en el asiento de atrás, no quería sentarse en el asiento del copiloto. Llevaba puesto un top amarillo, con mangas de tubo cortas, y una falda blanca con algunas flores en la parte más baja.
Estaba concentrada en el paisaje de la ventana, y lo único que escuchaba por detrás era la canción de los 80s que sonaba en la radio, que nadie conocía.
Su padre afirmó que quedaban sólo veinte minutos para entrar en el pueblo, y ella se fijó en que el paisaje estaba más cambiado. Era más seco, y el mar ya se veía a lo lejos.
No sabía por qué se mudaban, su padre lo había decidido de la noche a la mañana. Su madre vendría unos días más tarde, ya que tenía trabajo pendiente. Y eso no es que agradase mucho a Brina, ya que eso significaría estar a solas con su padre en la casa. Y sería incómodo. Muy incómodo.

Un cartel en el que ponía "Outer Banks" se deslizó por la ventana de la chica, y ésta miró finalmente el pueblo. Era un pueblo bastante de película, lleno de casetas y gente que comercian a peces, telas y otras cosas.
Llegaron a una zona donde las casas eran más grandes, y había grandes explanadas de césped. Y allí, justo al final de esa calle —la casa más grande de todas—, su padre aparcó.
Brina cogió su maleta y la dejó sobre el suelo, mirando de nuevo la casa blanca. Era una auténtica mansión, la casa más grande de toda la calle.

—Puedes ir a dar un paseo por el pueblo, yo iré a buscar a un chico que nos ayude con las maletas —sentenció su padre.

—¿No puedes hacerlo tú mismo?

Brina se arrepintió al instante de sus palabras, y se maldijo interiormente. Su padre arrugó las cejas y apretó el puño.

—No pienso montar un numerito. Quiero que parezcamos una familia normal, ¿de acuerdo? —Brina asintió temerosa—. Ahora aléjate de aquí y vete a mirar la isla.

Brina empezó a caminar por la calle, y la gente que se encontraba por allí —los cuales todos, absolutamente todos, iban con un polo y unos pantalones cortos— se giraba para mirarla. Una chica castaña se acercó hacia ella, con una enorme sonrisa a la cara.

—Hola —dijo la chica—, mi nombre es Sarah Cameron. Veo que acabas de mudarte, ¿no?

—Sí. Yo soy Brina Steinfeld, pero puedes llamarme Bri... O como quieras —se presentó ella.

—Bienvenida a la zona Kook.

—¿Zona Kook?

—Oh, cierto, eres nueva —comenzó a decir mientras ambas caminaban por la calle—. En esta isla hay dos grupos. Kooks, que somos nosotros, los "ricos" que vivimos en una zona mejor de la isla, y los pogues. Estos viven en la zona pobre, y se dice que tienen todos dos trabajos. Entre los dos grupos no nos solemos socializar... Son un tanto irrespetuosos.

—Comprendo. ¿Sabes cómo llegar a una playa cercana? Me encantaría sentarme un rato en la orilla del mar.

—Sí, claro. Sólo hay que bajar la calle y seguir el camino de madera.

Brina miró hacia delante, y después se giró hacia la chica. No querría parecer una acosadora.

—¿Quieres venir conmigo? —la preguntó.

—Por supuesto, no quería parecer demasiado pesada.

Bri rió y ambas chicas se dirigieron a la playa, donde tendieron la toalla que Brina llevaba en la mano y se sentaron las dos, mirando cómo el sol se ponía.

—¿Sabes?—preguntó de pronto—. Esta noche hay una fiesta, pooks y pogues. Deberías venir.

—Claro, ¿a qué hora?

—Paso a buscarte cuando vaya a ir, si quieres. Iré con mi novio.

—Vale.

Brina y Sarah volvieron a sus respectivas casas un tiempo después. Bri decidió ir a su nueva habitación, después de haber inspeccionado la casa varias veces y haber ayudado a colocar algunas cosas.
Subió su maleta y sacó algunos de sus vestidos, los cuales ninguno la convencieron. Escogió unos pantalones blancos cortos, y un top rosa de encaje. Después se puso sus sandalias blancas y recogió su pelo en una media coleta.
Escuchó el timbre poco después, y a su padre gritar que abriera la puerta. Debía estar muy ocupado sentado en el sofá como para abrir la puerta.
Brina bajó corriendo las escaleras y abrió la puerta, dando con Sarah y un chico, que debía ser su novio.

—Estás muy guapa, Bri —piropeó la joven.

—Tú también. Supongo que este es tu novio, ¿no?

—Correcto, este es Topper.

Brina miró de arriba a abajo al chico y arrugó las chicas. No le gustaba hacerlo, pero creía que este era el prototipo de niño pijo que se creía superior a los demás.
Sarah comenzó a hablar con ambos de sus acompañantes, pero Bri no prestó mucha atención a lo que decía la chica.
Cuando llegaron a la fiesta, la joven sonrió ampliamente. Había bastantes jóvenes disfrutando del alcohol y la brisa marina, alrededor de hogueras o dando simplemente un paseo por el mar. Bri decidió ir a por un vaso de agua, y buscó a alguien que ofreciese bebidas, topando con un chico alrededor de un barril.

—Hola... ¿Sabes si podría conseguir un vaso de agua? —le preguntó, algo tímida.

—¿Un vaso de agua? Aquí sólo encontrarás cerveza —rió el joven, incomodado a la chica.

—Uh- Entonces no tomaré nada.

El chico castaño analizó de arriba a abajo a la joven, y después pensó algo por unos segundos. Brina estaba a punto de irse cuando el chico volvió a hablar.

—¿Eres nueva o algo?

—Sí, nos hemos mudado esta tarde— respondió, con algo de inseguridad.

El chico de color asintió y después se sirvió a él mismo un vaso con cerveza.

—Así que una nueva Kook en el pueblo. ¿Supongo que te has mudado a la zona ocho no?

—No sé, al final de una calle. No he tenido tiempo para mirar dónde era.

El chico asintió y después ofreció un vaso de cerveza a la chica, aunque ella volvió a negar. ¿No había captado que no quería beber? El chico no se daba por vencido. Quién sabe, quizá quería drogarla para hacerle cualquier cosa...

—¿Te está molestando, preciosa? —dijo una voz a sus espaldas. El chico rodó los ojos, y ella se giró encontrándose a un chico castaño de ojos azules, que parecía ser un "kook" como ellos se decían.

—No —contestó ella, para sorpresa de quien estaba a su lado—. ¿Acaso te has creído un príncipe azul o algo por el estilo?

—Para nada —dijo, con tranquilidad—. Soy Rafe Cameron, creo que preferirás juntarte con gente como yo.

Ella rodó los ojos. ¿Gente como él? ¿A qué se refería? Porque parecía que se refería a niños pijos que se creen superiores por tener más dinero sin hacer nada en la vida.
El joven trató de pasar un brazo por los hombros de la chica, pero ésta le esquivó disimuladamente, para después alejarse de él y dirigirse a otra zona de la playa.
Se estaba cansando de esta fiesta, y no se lo estaba pasando muy bien.

—¿Aburrida? —preguntó una voz, nuevamente a sus espaldas.

love takes two| jj maybanksDove le storie prendono vita. Scoprilo ora