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resumen: el cabo lawrence siempre ha sido alguien alejado de sus emociones, o al menos, así lo era antes de conocer al muchacho de los tristes

inspirado en "the young man"

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Sus zancadas eran largas, las suelas de sus botas golpeaban fuertemente con un sólo propósito. Bajando por el sendero a través de gruesos árboles enraizados y frías briznas de hierba, los dedos de Lawrence se ajustaban a la correa de su maletín.

Mientras seguía avanzando, llamó la atención de un grupo de chicas que iban en dirección contraria. Los balbuceos y las miradas progresivas no tardaron en presentarse, pero incluso, pese a la delicadeza de sus rasgos y sus figuras esbeltas y bien definidas, él no se inmutó por el encanto de las jovencitas que ahora se desvanecían a lo lejos.

Cualquiera que conocía a Lawrence lo definiría como un bicho raro. Un fenómeno, una anomalía fuera de este mundo y cuyo único propósito en la vida es el misterio. Nadie lo recordaba manteniendo relaciones interpersonales o saliendo en compañía de amigos, mucho menos teniendo un historial de parejas o
vínculos sentimentales. Era un joven solitario, inmerso en sus propias necesidades.

Cuando se detuvo, una ráfaga de viento golpeó su rostro antes de que sus retinas volaran hacia el cielo, contemplando las nubes grises y amenazantes que se cernían desde lo más alto, listas para hospedarse y estallar.

"La lluvia se avecina." pensó, redirigiendo la vista a su entorno. Podía apreciar a varios de los residentes corriendo de vuelta a sus vehículos, posiblemente para resguardarse de las frías aguas. Todos, a excepción de una persona.

No muy lejos a la distancia, divisó la silueta de un muchacho que no pretendía levantarse del asiento de madera en el que yacía hospedado. Lawrence miró en ambas direcciones, cerciorandose de la presencia de algún conocido o familiar con el que estuviera asociado, pero no halló a nadie.

Aquél chico se encontraba solo. Tal y como él.

Soltando un corto suspiro, Lawrence continúo su recorrido a medida que el aire se volvía cada vez más reacio, y cuando lo hizo, le lanzó una rápida mirada al muchacho. Este yacía encorvado y con la cabeza gacha, luciendo unos jeans de mezclilla, un suéter y unas botas lo suficientemente altas como para protegerlo de las bajas temperaturas que pronto sofocarían la ciudad.

Hubiese sido capaz de volver a sus propios asuntos de no ser por una cosa: aquél chico estaba llorando.

¿Qué tenía de raro? Había visto a la gente llorar antes. Nunca sintió pena por los llantos desgarradores que emitían sus compañeros del cuartel cuando fueron víctimas de los horrores de la guerra, pero con ese chico ... Pudo percibir el enorme dolor en sus sollozos.

El uniformado se detuvo. Quedó varado a mitad del camino, preguntándose si debía acercarse. Preguntándose si debía ayudar. Al final, giró sobre sus talones y retornó a la ubicación. La incredulidad rezumaba de su cuerpo.

Lawrence se instaló a un lado, colocando el bolso sobre las rodillas y dejando caer las manos a los costados. Le robaba miradas constantes al misterioso joven a su izquierda, cuyos balbuceos se habían hecho mucho más inentendibles. ¿Qué le habrá sucedido?

Pasaron unos 20 minutos para que recaudara el coraje solicitado en un momento así. El habla nunca ha sido su mayor fuerte; no obstante, este caso ameritaba un gran esfuerzo.

Fue en ese entonces que, volviéndose lentamente, declaró lo siguiente:

- Hey.

El ajeno pegó un brinco ante el inesperado llamado, con los hombros encogidos y un lenguaje corporal que denotaba angustia desde todos los ángulos. Lawrence se sintió frustrado; nunca tuvo intenciones de hacer eso.

 ❝𝘀𝗰𝗽'𝘀 𝘀𝗵𝗶𝗽𝘀❞ ©Where stories live. Discover now