Capítulo 42

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Rea

Una eternidad después, por fin llegamos al destino misterioso para nuestra luna de miel, dormí en casi todo el vuelo. Gracias a mi noche de bodas.

Hemos superado al kamasutra

Las puertas del avión se abren, el aire fresco nos recibe pero no es demasiado para que te mueras de frío. Veo como Serguei, baja las escaleras, colocándose una mano en los ojos, a pesar de que lleva puesto unos lentes de sol.

-¿Qué tal la resaca?- pregunto

-Shh- me espeta- no grites-

Me río, negando divertida. Sevastien, lo mira con maldad pura antes de acercarse a su guardaespaldas.

-¡Serguei!-

El ruso dos, se sobresalta mientras hace una mueca de dolor mientras se lleva una mano a su cabeza.

-Hijo de...- gruñe

-Cuidado con terminar la frase- responde mi esposo, que no deja de reírse- ah, la venganza es dulce-

Lo miro sin entender. Sevastien, me mira encogiéndose en hombros.

-Me lo debía el cabron-

-Púdrete, Stirling-

-No me imagino, como habrá amanecido Vladimir-responde- se pusieron hasta el tope de borrachos-

-Jefa, la amo y la respeto mucho, pero- me mira- ¿Puede callarse?-

Ruedo los ojos, le hago un ademán con la mano para que se vaya.

-Mejor vete-

-Gracias, nos vemos en dos días o una semana entera-

Lo vemos desaparecer con prisa, hasta que montarse en una de las camionetas. Estoy a punto de bajar yo también, pero la mano de mi esposo me detiene. Lo miro, frunciendo el ceño.

-¿Qué?-

Sonríe, para sacar de uno de sus bolsillos una venda negra de seda. Antes de que pueda negarme a cualquier cosa que termine en lo sexual, habla primero.

-Voy a vendarte los ojos, el destino todavía sigue siendo sorpresa- me mira- cuando lleguemos a punto específico, te la quitaré-

Ruedo los ojos, ¿por qué tanto misterio?

-Estás haciendo mucho drama- asiento- bien tu ganas, más vale que sea bueno-

La seda cubre mis ojos, sintiendo como la anuda detrás de mi cabeza. Chillo por la sorpresa, cuando me toma en brazos, para comenzar a bajar las escaleras. Quiero protestar, pero recuerdo que con la venda de seguro me hubiera tropezado, me acomodo más en su pecho.

Es cómodo

Escucho como se abre una puerta, Sevastien, deposita mi cuerpo en algo suave.

Debemos estar en un auto

Siento como abrocha el cinturón de seguridad, cierra la puerta y por varios segundos el silencio reina, hasta que escucho como se monta a mi lado. Arranca el motor suavemente, lo sé, por que siento la vibración debajo de mis piernas. Nos mantenemos en un cómodo silencio, hasta que habla.

-Me trae recuerdos-

Girando mi cabeza, ante el sonido de su voz, por su tono podría jurar que está sonriendo.

-¿Ah sí? ¿Cuáles?-

-Tú, a mi merced y atada a la cama-

Siento como se seca la boca, mientras que el calor me sube a las mejillas, espero que la venda oculte mi expresión, pero lo dudo ya que escucho su risa. Tanteando con mi mano, busco su brazo cuando encuentro su músculo duro, lo golpeo.

Amor RusoWhere stories live. Discover now