⚘. 07 : Él habla de la muerte sin temblar

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Jake fue una de esas personas que marcó la vida de Jungwon

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Jake fue una de esas personas que marcó la vida de Jungwon.

Cuando ellos eran pequeños estuvieron en la misma sala de pediatría. Jake lloraba a seguido porque no le gustaba el hospital, pero para Yang el hospital era como su casa, así que ya estaba acostumbrado.

Cuando se acercó a Jake y se hicieron amigos, Jungwon notó que la sonrisa del mayor era muy bonita y contagiosa. En ese momento descubrió que su objetivo en la vida sería hacer sonreír a los demás, y eso es lo que ha hecho durante todos estos años.

Es como una cajita de felicidad.

Jake lo fue a visitar. Estuvieron horas hablando. Jungwon sentía un poquito de envidia cuando su mayor le contaba sobre su escuela, vacaciones, tardes con amigos. Él ni amigos tenía. Pero estaba feliz por Jake, al menos uno de los dos tuvo una vida normal.

La fluída conversación fue interrumpida por el doctor Choi.

-Wonie...

-¿Uh? ¿Pasó algo? -Choi asintió y le indicó que lo siguiera. Jake al notarlo dijo que tenía que irse y volvería pronto.

Jungwon veía desde el cristal gigante la incubadora con el bebé recién nacido hace unos días

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Jungwon veía desde el cristal gigante la incubadora con el bebé recién nacido hace unos días. Estaba grave, muy grave. Necesitaba una cirugía carísima, pero que podía hacer su familia si no tenían el dinero. El doctor Choi prometió hacer todo lo que pudiera para salvarlo, pero Wonie sabía que eso no iba a ser suficiente.

-Jungwon bebé fighting -a pesar de todo, él seguía animándolo. Choi lo miraba con lástima desde una esquina.

Caminó por todos lados sollozando y limpiando las lágrimas que caían por sus mejillas rosadas.

Se sentó en un banco fuera del hospital, sin notar a la persona en el otro extremo.

-¿Por qué tú de nuevo? -escuchó esa voz gruñona

En otro momento Jungwon hubiese saludado de forma educada al chico rubio de la pierna vendada que había conocido la noche anterior, sin embargo ahora sólo quería llorar.

Y eso fue lo que hizo, estallar en llanto.

Jay había visto a pocas personas llorar durante toda su vida, así que ahora mismo no sabía que hacer. Lloraba desconsoladamente como si su vida dependiera de ello. Jay se asustó.

-P-pero no llores ¿por qué lloras? Ah....eh... ¿Quieres un helado, un dulce? -Jay no tenía la menor idea de por qué estaba diciendo eso, no sabía cómo actuar, es más ¿que le importaba? Ni siquiera lo conocía.

-No te preocupes estoy bien -susurró entre sollozos con los ojitos mojados. Tenía que calmarse, llorar mucho también era malo para su corazón.

-Bueno

-Es que la vida es muy injusta -Jay suspiró, de cierto modo estaba de acuerdo con eso, pero no necesitaba escucharlo de un mocoso molesto, porque esa era la impresión que le daba Jungwon

-Lo sé, mírame a mí

-Te ves muy normal, además que estás grande y sea lo que sea puedes contra ello

-¿Acaso no es lo mismo para tí? -Won asintió -¿Entonces por qué te quejas?

-Porque mi amigo está enfermo, y él no puede hacer nada al respecto porque es un bebé

-Ya veo, eres amigo de un bebé

-De hecho, todos los que nacen en este hospital son mis amigos

-Supongo que pasas mucho tiempo aquí como para que le hables a niños recién nacidos que ni siquiera te escuchan

-Sí, paso mucho tiempo aquí. Y para tu información, ellos sí me escuchan

-Sisi claro, como digas -Jay rodó los ojos y miró a Yang de reojo

-¿Por qué estás aquí niño rubio que no me ha querido decir su nombre?

-¿Acaso no es obvio? Estoy enfermo

-Lo sé, pero ¿qué tienes?

-¿Qué tienes tú? -Jay intentaba evitar la pregunta, de verdad que no quería hablar del tema

-Un maracapasos, y en el momento que deje de funcionar muero. Mi corazón tiene demasiados problemas, necesito uno nuevo, pero llevo 16 años en la lista de espera

Jay sintió pena por él, y es que lo decía tan normal, como si estuviese preparado para la idea de morir si no aparecía su trasplante, podía jurar que no estaba para nada triste por eso. Le costó entender al principio ¿por qué aceptaba la idea de morir? Lo miró confundido y el más bajo le regaló una sonrisa cuando su nombre fue pronunciado.

-Wonie, es hora de tus medicinas -le dijo la enfermera a una cierta distancia

-¡Ya voy! -le respondió -Hasta luego niño rubio que no me ha-

-Jay

-Oh...emmm...nos vemos Jay -hizo una pequeña reverencia y se fue caminando despacio

Jay no dejó de seguirlo con la mirada. Si ayer pensaba que era un niño molesto, hoy tenía muchísimas ganas de conocer más acerca de su filosofía, no muchas personas se atreven a hablar de la muerte sin temblar al menos un poco.

Su atención fue capturada.

Su atención fue capturada

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