Para Lalisa y JooHyun, el día de San Valentín no tiene valor alguno en su vida y no es porque algo que hayan pasado en años anteriores, simplemente no les importaba.
Un bar, un juego y una apuesta coqueta.
¿El 14 de Febrero hará de las suyas o solo...
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14 de febrero.
Una fecha muy subjetiva para las personas, sin embargo, para Lalisa simplemente pasa de todo eso y piensa que es un día cualquiera, así, sin más.
Le parecía absurdo celebrar un día "lleno de amor" cuando lo podías hacer el resto del año pero que seguramente nadie se tomaba la molestia de considerarlo y también le parecía cansino el mismo argumento de que es un día comercial.
¿Y qué? La gente necesita dinero y así como es en San Valentín, lo hacen con navidad y otras fechas, pero nadie dice nada al respecto.
Además, sus amigos no paraban de decir que Lisa no lo celebraba gracias a su ultima ruptura.
Si, le había dolido y estuvo un buen tiempo llorando por ello, pero a fin de cuentas, había entendido las razones que ChaeYoung le dio y en un punto, se percató de que debía seguir con su vida.
Simplemente era un día que no le causaba efecto alguno.
De hecho, agradecía su celebración solo porque así podía descansar y salir temprano del trabajo.
Como cada noche, se dirigió a Cool Shot, un bar a la que concurría con frecuencia y que gracias a ello, se convirtió en la cliente estrella del lugar, incluso al punto de conocer a la dueña.
La tailandesa entró al lugar, quedando un rato frente a la puerta para poder adaptarse a la poca luz.
Para ser un día como ese, consideraba que había pocas personas, al menos le daba gusto que fuese así.
Pasó directamente a la barra y saludó a su querido amigo.
—Lalisa Manoban, es hora de buscarte a alguien que te mantenga ocupada un día como este. — La recién llegada se sintió indignada y rió con sarcasmo ante el comentario de Bam, a su vez, se sentaba y acomodaba en el asiento frente al mesón.
—Si es alguien como JungKook te agradecería que no.
—El es mío, no te metas con el. — Ambos tailandeses rieron. — ¿Lo mismo de siempre?
La pelinegra asiente y observa con atención la forma en que servía el Cosmopolitan, se preguntaba a si misma como es que se sabe de memoria hasta las cantidades que la bebida tenía pero no era capaz de servirla en casa y así ahorrarse unos cuantos wones.
Y así como pensó que podía hacer su propia bebida, pensó en lo que el peliblanco dijo.
¿En serio se veía tan sola?
Es decir, no es algo que le molestara, pero lo hacían ver como si fuese algo preocupante y eso llegaba a irritarla.
Podía relacionarse con cualquiera sin problema alguno, solo que nadie había captado su atención y no quería hacerlo por la jodida presión social.
