—¿Tas bien? —cuestionó Adam sorbiendo el jugo que había estado tomando antes de quedarse dormido.

Jayden se removió ladeando la cabeza ligeramente y abrió los ojos de pronto. Frunció el ceño cuando se topó con Adam observándolo de pie al lado del sofá ¿Acaso había dormido con la boca a bierta o algo así? Luego, su mirada bajó unos centímetros y trató de mantenerse inexpresivo cuando se encontró con Beth. Volvió a cerrar los ojos al instante.

—Escuché tu molesta voz y pensé que estaba soñando —murmuró con voz ronca—. Ya sabes, teniendo una pesadilla de esas.

—Cuando lo despiertan se pone de mal humor. Quiso decir que te extrañó —corrigió Adam.

Jayden soltó un suspiro de cansancio.

—Lo que quise decir es ¿Qué haces aquí y por qué estás mojada?

Adam abrió los ojos con pasmo.

—¡Es cierto! ¡Te vas a enfermar! Iré a... ¿Qué cosa hago? —cuestionó con preocupación— ¿Le doy ropa?

Beth sacudió la cabeza y señaló al pequeño animal que aún dormía sobre Jayden, impactada.

—¿De dónde sacaste un gato igualito al otro que tenías?

Jayden acarició el pelaje del pequeño anima, que se acurrucó sobre él.

—Es el mismo —señaló algo confundido—. Se llama Kira y volvió la semana pasada. Te lo dije, siempre vuelve.

Beth abrió la boca sin poder creérselo. ¿Pero qué demonios?

Adam intervino:

—Sí, vuelve lleno de germenes y pulgas de la calle. ¿Y quién lo bañó? ¿El dueño del gato? No, fue Adam.

—Cuando me enteré de que había vuelto ya lo estabas secando —se defendió Jayden.

—Eso dicen todos. Ay, se me resbaló el cuchillo, lo siento Adam, iba a tomar el control para limpiar pero ya habías terminado —se quejó el menor cruzandose de brazos.

Jayden negó con la cabeza decidiendo no indagar más en lo que había dicho Adam y dirigió su mirada a Beth. Por alguna razón, ella no se había movido un solo centímetro y permanecía con la boca cerrada. Eso era extraño.

—¿Pasa algo? —le preguntó.

Ella sacudió la cabeza mordiéndose la lengua para no delatarse.

«Sí, se supone que lo tiré del tercer piso», pensó.

«¡Estúpida, tienen nueve vidas!», se respondió a sí misma, «Y caen de pie»

ª

Cierto.

—No pasa nada —respondió mostrando una sonrisa de boca cerrada.

El gato por fin pareció despertar y se estiró aún sobre Jayden. Ladeo su pequeña cabeza en dirección a Beth y, como si se pusiera a la defensiva, su pelo se erizo y sacó las uñas hasta que fueron visibles.

Jayden hizo a un lado al gato, pues sus garras se habían clavado ligeramente sobre su piel. Lo alzó con cuidado y se incorporó en el sofá, acariciándolo para tranquilizarlo. Sus ojos verdes se trasladaron hacia Beth con suspicacia, pero volvió su atención al pequeño gato.

—Te tiene miedo —murmuró.

Beth soltó una risa nerviosa.

—Pff, claro que no —dijo acercando una mano hacia la cabeza del pequeño animal para acariciarlo—Si nos llevamos de maravi...

El tormento del Asesino © [Trastornos 2]Where stories live. Discover now