07. El corazón roto

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        MICHELLE SE SENTÓ EN LA CAMA, con la realización en su sistema. Alice Cullen se encontraba sentada a su lado, la sonrisa había abandonado sus labios y estaba mucho más seria que en las otras ocasiones que la había visto. Michael había bajado a buscar algo de café en la cocina, su hermana mayor creía que no encontraría nada más que cerveza, pero al menos su intento de hacer algo estaba allí. Todo había sido demasiado catastrófico y prefería que estuviera ocupado haciendo algo más que mirarla como si lo hubiera arruinado todo. Luego de haber llegado a la habitación y sorprenderlos mientras se daban besos pasados de tono, él les había gritado a ambos, hasta que pudieron explicar lo sucedido. Y de hecho, contarle que estaban borrachos y que no sabían lo que estaban haciendo era bastante fácil, pero no era lo mismo aclararle aquello a su hermano, que a la chica con la que estaba saliendo por ese último tiempo. Mike no juzgaba, él no estaba en una relación con ella, Kiera sí. El recuerdo regresó a su mente y también lo hizo toda la culpa por ese beso. Trató de luchar contra esos sentimientos, porque su estado de ebriedad intensificaba cada simple dolor en su alma.

Jessica Stanley, Alice Cullen y Bella Swan fueron de gran ayuda para despertarla de esa evidente borrachera, le lavaron el rostro y le ofrecieron agua, para que todo el alcohol comenzara a salir de su sangre. Era algo extraño que unas adolescentes de diecisiete años la estuvieran ayudando y comportándose como las más maduras de la habitación, cuando ella era una tonta que no paraba de llorar y de musitar palabras poco entendibles. Al menos, en esos últimos diez minutos había podido controlar su llanto y ya estaba un poco más lúcida. Agradeció no tener un teléfono a mano, porque ya estaría llamando a Kiera y diciéndole cuánto la había cagado. Sus impulsos se adormecieron lentamente, porque su cordura le aconsejó que tenía que hacerlo cuando tuviera las palabras necesarias para ser sumamente genuina. No quería llorar en el teléfono y hacer todo mucho más confuso de lo que ya era, Kiera no se merecía eso.

—¿Por qué estás llorando tanto?— preguntó Jessica, después de varios minutos en silencio. Michelle había notado que la amiga de Mike se moría por hacerle preguntas, había notado sus ojos curiosos y no perdió la oportunidad de esperar por tanto tiempo. De todas maneras, su punto de quiebre estaba allí y no importaba que incluso ninguna de ellas hubiera hecho una pregunta, tarde o temprano les contaría cómo se estaba sintiendo.

—Besé a ese chico, ustedes me vieron.— recordó, porque ellos habían sido los que los interrumpieron.— Engañé a mi novia con un chico que recién conocía y siquiera llamaba mi atención. Si no hubieran llegado hasta aquí para detenerme, no me imagino todas las cosas que podría haber hecho con él.

—¿Engañaste a tu novia?— preguntó Bella, mirándola como si la estuviera juzgando ante su mencionada infidelidad. Michelle sabía que lo había arruinado todo, no necesitaba que los demás le dieran (esa) mirada.

—¿Te gustan las chicas? ¿Estás de novia con una chica? ¿Desde cuándo?— Jessica abrió sus ojos con sorpresa, sabía que tenía un montón de preguntas en su lengua y no podía culparla demasiado. Michelle era probablemente una de las pocas personas bisexuales en todo Forks, o al menos, era de las pocas que había mencionado que tenía una novia. Las noticias corrían rápido y ya no sabía qué pensar de que todos supieran esa parte de si misma. Tampoco sabía si le gustaba que esas tres chicas desconocidas lo supieran.

Sour Candy ⋆ Carlisle CullenWhere stories live. Discover now