Sé valiente

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Algunos se tatúan en su cuerpo la frase Be brave, la cual significa: sé valiente y otros nos la tatuamos en el alma. Desde pequeños nos enfrentamos a los mayores retos y las más grandes dificultades.

Los más difíciles obstáculos se presentan delante de nosotros para desafiarnos y ver qué tan fuertes somos y qué tan lejos podemos llegar; por eso, con cada hazaña, cada logro y cada victoria las palabras sé y valiente se van quedando impregnadas en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra alma y en nuestro diario vivir, porque con el tiempo no vemos otra manera de conseguir lo que queremos, más que... siendo valientes.

Dife notó desde pequeño que sus grandes desigualdades en el carácter y personalidad lo hacían ser una persona solitaria. Para él siempre había sido difícil encajar en la sociedad. Sucede que para la mayoría de personas lo raro suele ser repulsivo, así como él sentía que era para toda la sociedad.

Un día al regresar a casa tomó el mismo autobús de siempre. Ya estaba acostumbrado a las mismas caras largas que lo miraban con desagrado, pero había alguien que no tenía en sus recuerdos: una hermosa chica que se encontraba al lado del único asiento que permanecía vacío, así que avanzó hasta allí mientras notaba que ella no era como los demás. Lo podía ver en su ropa, en su actitud, en sus ojos.

-¿Está ocupado ese lugar? -le preguntó él al encontrarse parado a su lado.

-¿Cómo? -preguntó ella mirándolo a los ojos y casi sin pestañar con una hermosa sonrisa que dibujaba su rostro.

-¿Ese puesto está vacío? -reiteró.

-Ah, ¡no!, no lo está. Puedes sentarte.

Entonces la chica puso sus piernas hacia un lado, Dife pasó y se sentó al lado de aquella gran ventanilla de cristal que quedaba a su izquierda. Quedaron codo a codo, hombro a hombro e incluso sus piernas se rozaron.

Algunas miradas, que para el chico se hicieron incómodas, también se toparon entre ambos, pero parecía que para la extraña y desconocida muchacha no era raro mirarlo a él tan fijamente y sin disimular un poco; ni tan siquiera intentarlo.

Pero... ¿Quién era ella? Cada día subía al mismo autobús y Dife estaba convencido de que jamás la había visto, pero se sentía muy cohibido de preguntarle.

-Bueno, parece que no me preguntarás. Me llamo Terre.

Dife la miró con sorpresa y le dijo su nombre. Ella lo miró sonriendo aún más.

-Ah, sí. Lo sé.

-¿Lo sabes? ¿Cómo? ¿Ya nos conocemos?

-¡Cuántas preguntas! ¿Respondo en el mismo orden?

-Como quieras, supongo -respondió él con extrañeza.

-No, en realidad no tengo ganas de responder a esas preguntas. Me han dicho muchas veces que no debo ir directo al grano, pero... Igual lo haré.

-¿A qué te refieres? ¿Qué sucede?

Entonces, Terre se levantó de su lugar y fue saltando hasta el centro del autobús, pero parecía más ligera, como si la gravedad no hiciera tanto efecto sobre ella, como cuando los astronautas andan por la luna. Cuando llegó, me percaté de algo que colgaba sobre el techo; era como una palanca de la cual se aferró hasta que bajó. La palanca parecía un elástico porque regresaba a la chica al mismo lugar y subía y bajaba. Entonces, el autobús comenzó a elevarse y algunos gritos se escucharon entre los pasajeros. Con cada subida y bajada de Terre junto a la palanca, el autobús se elevaba más y más, hasta que finalmente llegaron a las nubes.

-Vamos, Dife -dijo ella.

-¿A dónde quieres que vaya? -respondió él.

-Sólo sígueme.

El chico lo hizo y cuando llegó hasta donde estaba Terre, ella lo tomó de la mano. Entonces él también sintió cómo la gravedad desaparecía y comenzó a flotar. Ella lo dirigió hacia la salida y ambos pasaron por la puerta del autobús mientras él exteriorizaba su susto. Luego, vieron a los demás alejarse y regresar a la tierra.

-Ven, siéntate aquí, junto a mí, sobre esta nube.

Dife no sabía ni qué responder porque no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, pero de igual forma se postró en aquel lugar y sintió la suavidad debajo de él mientras la brisa lo acariciaba.

-Sé que últimamente no te has sentido muy bien, has estado desanimado e incluso has sentido deseos de rendirte, ¿qué pasa?

-¿Quién eres? Y... ¿Cómo sabes todo eso?, quiero decir... ¿Por qué piensas que me siento así?

-Soy alguien que te puede ayudar.

Para Dife era muy difícil desahogarse, pero esta persona que se encontraba a su lado, de alguna manera, le inspiraba seguridad y confianza, así que decidió ceder ante la pregunta.

-A veces me siento como una bomba en proceso de autodestrucción que puede estallar en cualquier momento.

-¿A qué te refieres?

-Las personas siempre me molestan por ser raro y cuando no son ellos, soy yo mismo haciéndome daño. Repitiéndome en cada momento y a cada instante cada error, cada fracaso, cada defecto. Por momentos siento que no puedo más y me gustaría desaparecer.

-La normalidad está sobrevalorada. Gracias a personas raras este mundo ha avanzado. Gracias a esa gente extraña que se atreve a pensar diferente y a no ser ordinarios es que este mundo es mejor. Yo tampoco soy como los demás y por la manera en que veo la sociedad de hoy en día, la verdad es que lo agradezco y mucho.

-¿No te cansas?

-¿Que si me canso? ¿Sabes la cantidad de veces que tengo que afrontar todo tipo de comentarios? Las personas a veces son muy crueles, pero no puedes permitir que su frustración te haga daño a ti. Ellos se ven estancados en problemas, pero no puedes dejar que te estanquen a ti. Obviamente te puedes sentir débil, puedes pensar que ya no puedes más, pero al final de todo, si esos problemas llegaron a ti, significa que eres capaz de superarlos, de vencerlos. Eres capaz de demostrarle a cada adversidad que eres mucho más grande que ellas.

-Me gustaría tener tanta seguridad cómo tú.

-Es difícil tenerla cuando todo lo que te rodea es como si te dijera que debes cambiar y ser como el resto, pero nunca lo hagas. Tus diferencias son las que te hacen único, especial e increíble. ¡Oh!

-¿Qué pasa? -preguntó Dife.

-Aquí me bajo -respondió Terre.

-¿Cómo?

El chico volvió a sentir el sólido asiento del autobús y volvió a ver los tubos, las ventanillas y a las personas mientras el azul del cielo desaparecía y las nubes se alejaban; las últimas que vio estaban en los ojos de Terre, pero también se desvanecían.

Después, ella se levantó rápidamente para salir por la puerta que permanecía abierta. Él también se levantó.

-¡Espera! -le dijo.

E intentó seguirla, pero ella ya se encontraba fuera y las puertas se cerraron rápidamente.

Dife sintió alejarse de la más fabulosa persona que había conocido jamás y entendió poco o casi nada de lo que había ocurrido, pero algo tenía muy claro: la vida es para valientes y él era uno de ellos.

Lo que sucede es que esa valentía no siempre la notamos tan presente y aunque sabemos que no hay logro sin sacrificio, nos damos cuenta de que el momento del logro es extremadamente hermoso, pero el tiempo de sacrificio es, en ocasiones, considerablemente duro; sin embargo, es necesario para aprender, progresar, ser más fuertes, sentirnos más seguros de lo que somos capaces o simplemente recordarnos que sí somos valientes y que ir contra la corriente es una señal más que lo demuestra.

Nunca dejes que el mundo cambie tus diferencias; deja que tus diferencias cambien al mundo.

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2021 ⏰

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