Día 3: Discusión/ Desacuerdo

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Horacio hervía de rabia.

Paseaba por la habitación dando vueltas como león enjaulado. Eran las doce menos cuarto, y su novio aún no había llegado a casa.

Tomó su celular dispuesto a llamarle pero cuando estuvo a punto de hacerlo se detuvo y lanzó con rabia el celular al sofá.

Se sentó, y pasó sus palmas por el rostro en signo de frustración, no podía creer que las cosas se habían tornado de esa forma en tan poco tiempo.

¿Cómo había sido tan tonto?

Todo comenzó hacía semanas atrás, él y Gustabo se encontraban regresando de patrullar, haciendo las típicas bromas y charlando amenamente.

Bajaron del vehículo y subiendo las escaleras divisó a Volkov charlando amenamente con Ivanov. Estos lucían muy animados, escuchó la risa escandalosa de Alexander para luego lanzarsele pasando sus brazos por los hombros del ruso, este ni corto ni perezoso sonrió devolviéndole el abrazo.

Se detuvo ante la escena.

Eran veces como esta en las que se sentía inseguro con la amistad que el mayor compartía con el húngaro. Sabía por boca de Volkov que ellos tenían su historia, su amistad se había construido desde cero y durante muchísimos años habían sido solo ellos dos trabajando codo a codo para el superintendente.

—Uy, cuidado que en una de estas Volkof te viene con sorpresa — Dijo el rubio descansando su brazo sobre el hombro del pelirrojo.— Yo digo que pongas al tal Ivanof en su lugar y le demuestres quien manda.

Hizo una mueca y jalando a su hermano murmuró — Vámonos Gustabo — Siguiendo su camino y entrando a comisaría para seguir con sus labores.

El resto de la semana fue más de lo mismo, notando los pequeños detalles de cada acercamiento entre los dos hombres y teniendo que aguantar los comentarios de su hermano queriendo molestarle.

La semana siguiente a esa no fue a mejor, notaba como Viktor pasaba más tiempo trabajando y cuando llegaba el fin de semana se la pasaba hasta altas horas de la noche en el departamento del búlgaro.

Que el cumpleaños de Ivanov, que Ivanov le había invitado a cenar, a repasar datos de la investigación, Ivanov, Ivanov, Ivanov, Ivanov.

Estaba harto de la situación pero no decía nada, Viktor nunca le juzgó por su pasado ni por lo coqueto que era a veces con las personas. Él no se sentía con ningún derecho a reclamarle pero, ¿Por qué de repente estos dos estaban pasando tanto tiempo juntos? ¿Le estaban engañando? Viktor era su seguridad, su mundo, el hecho de que le engañara lo destrozaría por completo.

La sola idea de perderlo lo tenía aterrado.

Esa inseguridad y miedo pasaron a segundo plano cuando para la tercera semana, Viktor descaradamente dejó de informarle sobre su ubicación.

Bien, tal vez solo haya sido una vez, pero se encontraba indignado.

Él era Horacio Pérez, en su época de soltero tenía a hombres y mujeres a sus pies.

Volviendo a la situación actual decidió salir de esa casa, ya no aguantaba más, iría donde su hermano y se emborracharía hasta desmayarse.

Tomando sus cosas se dirigió hasta la puerta pero justo antes de tomar el pomo de la puerta se encontró con nada más y nada menos que Viktor Volkov, quien menos quería ver en esos momentos.

—¿Ibas a salir? —Preguntó el ruso extrañado. — Es tarde Horacio.

— Exacto, es tarde — Respondió molesto apartándose de la puerta.

VOLKACIO VALENTINEWhere stories live. Discover now