7. Finalmente (+18)

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Claro que no nos encuentran en una posición comprometedora, de hecho. Mi falda nunca se levanta y mi pierna inmediatamente sentí el ruido de las puertas se liberó del agarre de Alexx.

El sólo hecho de mantenernos tan cerca, con su miembro sobrepasando el tamaño normal en sus pantalones, mis mejillas ardieron y el cabello enmarañado de Alexx da mucho que pensar.

¿Por qué será que no puedo tener un momento tranquilo con mi novio?

Sólo pido un momento.

—Dios santo—expresa el anciano tapandole los ojos al niño y desviando la mirada con una mofa de hastio.—Tengan cuidado, chicos.

—Lo siento señor, Duffer.—dice Alexx, dandose vuelta para bajar la temperatura de sus jeans.

Me acomodo la camisa y el cabello pasando mis dedos como peinilla mientras ellos entran al elevador. Trevor me mira con una ceja arqueada y una sonrisa chocante. El niño curioso le da una mirada a los pantalones de Alexx y siento la necesidad de explicarle que es algo sumamente normal pero sólo debe tener unos diez años y parece tan inocente que me roba una sonrisa con sus hoyuelos y cabello rubio. Su abuelo, el unico viejo que reside cerca de los edificios de la universidad es el que presiona el botón de flecha arriba.

Verccetti se ubica a un costado, dejandome en medio entre Alexx y el.

Mi cuerpo emana calor al igual que mis mejillas.

Que situación más vengonzosa.

—¿Qué haces aquí?—escucho susurrar a mi novio hacia el muchacho.

Ambos son del mismo tamaño. No tardo en sentirme como una hormiguita  en medio de dos leones.

—Sabes bien que hago aquí—responde serio Verccetti.

—Lance no está en la ciudad.—escupe entre dientes.

—No vine por Lance, tengo un compromiso en el último piso.—asegura Trevor, observando los botones del ascensor.

—Que conveniente.—se cruza de brazos el chicos de ojos verdes aún acalorado en sus mejillas. Debo admitirlo, luce tremendamente ardiente con ese color en sus pomulos y gruñendo como un animal rabioso.

Pero no me gusta que se prenda como un fosforito. Debe aprender a manejarse.

El se encoge de hombros con diversión.
—No tenía idea de que me iba a encontrar nuevamente con la dulce Maggie, ¿cómo estás? Luces radiante cuando estas...

¿Excitada?

Deja el resto a la imaginación. Alexx no puede estar más  airado de lo que se ve, aprieta sus puños a sus costados y apunto de protestar lo tomo de la mano dandole pequeñas caricias para que se tranquilice con disimulo.

El anciano y el niño cruzan el pasillo cuando las puertas se abren un piso antes del nuestro.

—Vete al diablo, Trevor.—espeto con fastidio una vez el niño abandona el cubiculo.

El sonríe victorioso mirando hacia Alexx.

—Me agrada tu chica.—vacila antes de pasar sus ojos hacia mi.—Nos vemos más tarde.

Hace un gesto con la mano a modo de despedida.

—Ajá—es lo que murmura el en respuesta cuando las puertas se abren. Me agarra de las muñecas para salir del ascensor y dirgirnos al pasillo. Sé que está irritado, y molesto logro verlo en sus ojos

Su humor cambiaba tan repetinamente, lo que me sorprende es la forma en la que con sus llaves abre la puerta, la cierra y me tira en el sofá con brusquedad. Lo miro confundida, jamás se ha comportado así pero luego de ver su sonrisa me calmo.

Después del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora