6. Maldito elevador

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Mi rostro se desencaja en una mueca. ¿De verdad este chico es así de directo?

Sus ojos aún me observan curiosos, es atractivo sin duda y lo peor es que lo sabe. Sabe usar su fisico para intimidar a las personas. Pero me importa un carajo sus idas al gimnasio, quiero escapar lo más pronto posible.

—¿Qué?—dice el mientras lo miro impaciente.

No lo conozco, de hecho es la segunda vez que lo veo pero hay algo en el que me recuerda. Sólo que no tengo idea de que se trata.

—¿Te conozco?—intento detallar más sus facciones, ese aire familiar, esos lentes oscuros.

—No lo creo.—sonríe ceñudo, sacudiendo su cabello negro.—Pero podrías conocerme mejor si así lo deseas.

Su voz sonó demasiado sexual. Ronca, baja y varonil. Por un momento creí que era una jodida broma pero caí en cuenta de que su mirada estaba fija en mi rostro.

Claro que lo decía en serio.

Solté una carcajada.

—No deseo conocerte. Ya tuve una muy mala impresión de ti.

El se atrevió a jugar con sus dedos resoplando con gracia.

—Tengo esa increible habilidad de dar buenas impresiones cuando me lo propongo.—susurra.

Está coqueteando conmigo.

Dios, que cínico.

—Es algo que tampoco me interesa saber.—expreso en diversión.

El sonríe triunfante. Vercetti me mira en modo retador.

—¿Quieres apostarlo?—levanta una ceja jugueton.

—¿Y dices ser amigo de Alexx?—burlo en ironía.

—¿Qué tiene que ver Alexx en todo esto?

—Soy su novia. Y estas lanzandote.

Retrocede asombrado.

—¿Qué? Creí que sólo eras una de sus conquistas.—suelta una risa, aunque no distingo si es en broma o en serio.

—¿Tiene conquistas?—siento que el pulso se me baja y que me cuesta tragar saliva.

–Muchas.

Me alarmo de inmediato. El lo nota y se muerde el labio inferior. Hay un debate existencial en mi interior ya que conozco a la perfección a Alexx y sé que no es capaz de ello, sin embargo la seguridad de este chico me pone en duda.

Es estupido porque recien lo conozco.

—No te enfades, celopata. Sólo estaba provandote. Eres la primera chica que veo con el, pensé que era gay.—rueda los ojos divertido— veo que no con semejante chica que tiene.

Bufo agobiada. Estoy harta de que me mire de esa forma. Decido ignorarlo y darle la espalda para empezar a caminar a casa o llamar a Riley pero aún siento unos pasos cerca.

—¿Dónde está Alexx?—inquiero cuando sé que está caminando hacia mi.

—No lo sé, se fue hace un rato. Me dijo que me mantuviera alejado de ti, ¿puedes creer?

—Deberías.—lo miré de reojo aún cruzada de brazos caminando hacia el estacionamiento.

—¿Te intimida mi presencia, muñeca?

Después del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora