12 │(Des)ahogos

Start from the beginning
                                    

«No hablar del acuerdo con nadie excepto los involucrados».

Entonces, había tenido que añadir la farsa a la lista de secretos que no podía divulgar. Y creo que eso empeoró mi mal humor, ya que necesitaba quitar la expresión de fuerte juicio en el rostro de Mishka. Lucía como si la acabase de traicionar de la peor forma posible.

—Mishka, estás abrumándola —terció Sun, reafirmando su papel de intermediaria asignada—. ¿No ves que es obvio que está sorprendida que la noticia se haya divulgado así de la nada?

—Entonces es cierto —sentenció la de cabello rizado, golpeando ligeramente la mesa con su mano abierta—. Oh, Dios, Saige, ¿desde cuándo te fijas en idiotas como Hunter McLaggen? Al menos Hiram lo oculta, pero, ¿Hunter? Hunter parece aún más idiota que su hermano, y eso es mucho decir, ¿sabes?

Tuve que respirar hondo y bloquearla durante un minuto. Aunque Sun-Hee no atinó en la verdadera razón, ella estaba en lo cierto; todo el asunto estaba abrumándome. Normalmente tenía tiempo de preparación previa para presentaciones, entrevistas, exámenes... para cualquier tipo de tareas similares; siempre tenía preparación previa. La improvisación no era una de mis cualidades, por eso había agradecido la buena organización de Esther. Entregarnos una carpeta con, literalmente, todos los pasos a seguir, era lo menos que podían hacer por nosotros.

Y, mientras mi huelga de fin de semana fallaba, tuve tiempo de sobra para aprenderme la lista de cosas plasmadas en un informe de alrededor de veinte páginas sobre la ridícula farsa, incluyendo supuestos datos importantes sobre Hunter que «una novia tendría que saber»; comidas, pasatiempos, colores, películas favoritas, etc. Debí sospechar que Esther no podía ser tan perfecta y eficaz cuando entre esos datos no figuraba su número de teléfono.

Mishka y Sun continuaban esperando por mi respuesta, mas la ira embotellada no estaba dejándome improvisar y salvarme de la determinación de Mishka. A veces se tornaba salvaje, sobre todo con el «tema McLaggen», y en ese momento en particular, no podía manejar ningún sermón, interrogatorio, ni mucho menos a ella juzgándome por una relación con la que ni siquiera estaba de acuerdo.

Era abrumador sentirme por primera vez como una bomba de tiempo a punto de llegar a su conteo final.

—Tomaré el comentario como un cumplido, Varma. —Creí que en serio comenzaba a perder la cabeza en el momento que sentí un alivio tremendo al escuchar la voz de Hunter cerca de mi oído.

—¿Y quién te ha dado permiso a ti para acercarte a mi zona libre de McLaggens? —le gruñó ella, visiblemente crispada.

—Pues, mi maravillosa chica está aquí. —Me quedé de piedra al sentir sus labios dejar un beso en mi sien—. Eso, de ahora en adelante, me da entrada gratis a tu zona libre de McLaggens.

Parpadeé hacia las chicas. Si antes Mishka parecía estresada por la noticia de Daily News, ser testigo de una confirmación silenciosa la volvía más peligrosa que mi ira embotellada. Ni siquiera Sun-Hee podía ocultar su sorpresa al ver a Hunter parado ahí, junto a la mesa, luciendo su versión desarreglada de nuestro uniforme azul marino y posando una mano casualmente en mi hombro, después de casualmente besar mi sien.

No sabía cómo sentirme con respecto a sus gestos casuales. Aparentemente tenía mejor habilidad para improvisar que yo.

—No lo entiendo, Saige, estoy tratando, pero... no lo entiendo —airó Mishka, sacudiendo la cabeza e intercalando sus ojos entre Hunter y yo—. Pensé que serías más inteligente que yo.

Los dedos de Hunter le dieron un imperceptible apretón a mi hombro y supe que aunque lo sabía ocultar, todo el acto de «tórtolos enamorados» lo estaba impacientando tanto como a mí.

La Ley de lo (Im)perfecto ©On viuen les histories. Descobreix ara