Distraída.

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[Lumbar especial]


El humo del cigarro se esparcía  en el aire, yo opte por sentarme a su lado en el césped a expensas de saber que no soportaba el olor, aunque viniendo de ella podría aguantar un poco. Su mirada me ubico de reojo y sin prestarme atención siguió debiendo de la soda en su otra mano. Sonreí para mí, mirando hacia otro lado sin saber por dónde empezar, e increíblemente para mí suerte o desgracia, depende como se mire, fue ella la que inició la conversación.

— ¿Vienes a decirme el asco que te doy? — Sinceramente, esperaba algo mejor. Aun así no me cohíbi y decidí seguir.

— No. Para nada, Ámbar. — Moví mis manos nerviosa porque ese fuera su primer pensamiento de mi llegada. — Solo vine a verte.

Volvió sus ojos azules a mí, haciendome de vergüenza en cada punto de mi cuerpo. Aparte mis ojos de ella, sin poder hacerle frente. Sentía su escrutinio en mí, Sabía lo desconfiada que suele ser, y el ser yo en especial que viniera a verla no podía significar una intención sincera.

Siendo que si era sincero.

— ¿Sabes por qué lo hice?

Confusa la detalló, teniendo una vaga idea de a qué se refiere.

— ¿Saber... Por qué?

Mi cara de retorció tratando de pensar exactamente a qué se refería. Chisteo y le dio otra calada al cigarrillo mientras cuando lo botaba yo tosía.Ella sonrió burlona ante mí gesto. Pero no dijo nada con respecto y siguió el hilo que veníamos tomando.

— Que si sabes porque me declare delante de todos como Gay... O bisexual. Cómo sea.

Su comentario no mejoro mi sabiduría y solo negué con la cabeza.

— Supongo que lo haces para sentirte tú.

Ladea su rostro y yo giró mi cuerpo a ella, su perfume llega a mis fosas nasales, es dulce y avasallador. Abre su boca al examinar con cuidado mis expresiones nerviosas. Aspiro fuerte apreciando su  aroma pero también porque ella se arrima a mí costado sonriente y baja sus ojos por mi cuerpo. Al menos estoy sentada y no puede ver cómo mis piernas tiemblan.

— También hueles bien.

Abro los ojos desmesuradamente al oír eso.

— ¿Que dijiste? — Preguntó en un susurro.

— Lo que oíste. — Sonríe más grande de forma victoriosa. — ¿Ya ves por qué lo dije? — Dice como si fuera muy obvio, pero yo estoy hiperventilando para pensar claramente.

— No entiendo de qué hablas... —No encontraba mi voz con ella tan cerca.

Negó y suspiró, de repente solo pude ver como su cuerpo se abalanzó al mío, contuve la respiración y ella boto todo el humo del cigarro en mi rostro haciéndome cerrar los ojos. Cada parte de mí estaba consciente de su cercanía y de las vergonzosas ideas de mi cerebro. La sentí más cerca si era posible. Y si yo estaba cerca de desmayarme lo haría cuando sus labios rozaron con los míos.

Casi.

— Hay que ver lo distraída que sos. — En cada palabra sentí el rocé de sus labios viajar de los míos a mis mejillas y barbilla.— Llevó conqueteándote meses y el único motivo por el que hable en la cena fue solo para que tú supieras de mis preferencias.

Abrir mis ojos con las mejillas ardiendo de la vergüenza y emoción.

¡Ella me quería!

— No importa si la gente me acepta, lo que quiero ver es  si tengo oportunidad con la chica que me gusta , y creo que la tengo. — Se alejó y en mi pecho hondo el frío, quise tomarla y no soltarla, pegarla contra mí.— Pero si estoy equivocada, dímelo por favor.

Sus ojos pasaron de esa seguridad característica a la inseguridad en un instante. Yo tarde en reaccionar comprendiendo el panorama, mis manos temblaban y  mi corazón quería saltar de mi pecho. Mí corazón latía por ella.

— Luna yo...

Se alejó un poco más y mi cuerpo actuó. No debía alejarse.

Me arrime y la abracé, fuerte y seguro. Aspirando cada centímetro de ella sin querer dejarla en mucho tiempo. Me acomode en su hombro y poco a poco ella me rodeo con sus brazos. Cada poro de mí decía caliente al tenerla así, brindándome su calidez, su paz. No sé cuándo ella soltó su bebida y su cigarro se consumió. Tampoco el tiempo que duramos así.

— También me gustas, Ámbar. — Sentí como hundió su nariz en mi cabello. — Yo también quiero dejar libre esto que siento.

Alcé la mirada a ella viendo que sus ojos se volvían brillosos y obscuros, los míos, sabía que reflejaban lo mismo. Ella llevo sus manos a mi cuello y yo mi derecha a su mejilla. Junto nuestras frentes y pude sentir su cálido aliento de nuevo pegado a mi cara.

— Te ves tan linda siendo distraída. — Sonreí grande y busqué la palma de su mano dejando un beso allí. — Pero por favor ya no andes en las nubes, es muy difícil llamar tú atención.

Reímos.

— Pues no hagamos más indirectas, seamos claras o si no esta relación no funcionará. — No me di cuenta de lo que dije hasta que vi su sonrisa traviesa. — ¡No!... quiero deci...— Fui cortada.

— Una relación. — Pronunció dulce, agarró uno de los mechones que se esparcían por mí rostro pasándolo por detrás de mí oreja y declaró mirándome intensamente mientras yo me derretía allí mismo. — Entonces eres mía. Mi novia.

Debo decir que me sorprendió, bastante. Pero de esas sorpresas buenas, agradables y recibidas de forma emocionante.

— Por cierto, no vuelvas a echarme el humo de cigarro en la cara.

Me atrevo luego de unos minutos  recostada en su hombro y solo logro percibir la carcajada brotando de su pecho.

— Ansiaba que me lo dijeras. Es divertido fastidiarte.

Hago un mohín que se disuelve en cuanto ella me rodea con su brazos tirándonos en el césped. Su sonrisa y la mía van de la mano mientras ella sigue burlándose de mí y yo, tonta, trato de hacerle frente.

— claro que me he dado cuenta. No soy  distraída como vos — Afirma ladina y socarrona. — Soy el águila que ha cazado a su presa.

Viéndolo así, que me atrapé las veces que quiera.

















🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤

Algo lindo para el corazón 😪

Disculpen si no cumplo expectativas, es la primera vez para mí escribiendo parejas LGBT, pero... Al final es lo mismo.

🤷

One shots - S. A. Where stories live. Discover now