Desafío #56: Resultados

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—Vale.

Parpadeé.

—¿Si?

Él sonrió.

—Sí, Mía.

(⌒▽⌒)(⌒▽⌒)(⌒▽⌒)

—¿Nerviosa?

—¿Tú no? Si ganamos estarías tan feliz como yo.

Se rió y mordió su labio inferior en señal de nerviosismo. Estábamos en la sala de juegos de él. Porque sí, además de ser hermoso era asquerosamente rico como para tener su propia sala con elementos de última generación. Ambos con nuestros auriculares con micrófonos y joystick en las manos.

Nos inscribimos en el concurso luego de que le hiciera prometerme que no lo andaría divulgando luego. Y la manera de ganar los premios era jugar, contra todas las personas que se inscribieron, a los juegos de la compañía.

Y aquí estábamos los dos. A punto de competir con el fin de ganar algo que, podría decirse, fue nuestro sueño desde que pequeños.

¡Nos estamos jugando una visita al centro de videojuegos más espectacular del momento!

Casi dos horas después, con nuestros dedos casi entumecidos, estábamos jugando el duelo final contra un par de alemanes.

—¡Cuando gire, distráelo y aprovecharé para golpearlo! —a tres pasos de terminar el programa beta de un nuevo juego que nunca habíamos jugado antes.

—¡Leo!

—¡Mía!

—¡Ganamos! —y no pude resistirlo, lo besé.

(⌒▽⌒)(⌒▽⌒)(⌒▽⌒)

Admiré extasiada la maravilla del lugar, las mariposas barra dragones estaban a punto de salir de mi cuerpo.

No me juzguen.

Después de todo, estoy en el lugar de mis sueños con el chico de mis sueños.

***

_ElenaGL

TÍTULO: El Karma del videojuego

—¡Me gustan los videojuegos!

La cara de Layla enrojeció ante la confesión. Siempre le había dado una vergüenza terrible su hobby. Pero quería esa edición limitada KillMan y por supuesto conocer a Neiman, su amor platónico.

Las chicas la miraron confundidas, mientras que Kendall rodaba los ojos.

—¿Y se suponía que era una situación de vida o muerte? —protestó—. Voy a acabar dándole la razón a tu madre en que eres una Reina del Drama.

—¡No lo soy!

Kendall se frotó las sienes.

—No grites.

Sara y Teresa, sus dos mejores amigas, sonrieron.

—Ya lo sabíamos —respondió Teresa—. Estábamos esperando a que nos lo dijeras. —Sonrió, sacando del bolso la primera parte de KillMan—. Para echarte una partida.

Sara se acercó a Kendall y le extendió la mano.

—Te dije que nos lo acabaría diciendo. Me debes diez euros.

El chico suspiró resignado y sacó de su bolsillo el dinero.

—Un placer hacer negocios contigo. —Le dio unas palmaditas en la espalda.

Layla, sin embargo, estaba sonriendo de oreja a oreja. No se podía creer que sus mejores amigas disfrutaran de los videojuegos tanto como ella. Ya no tendría problema para presentarse.

—¡Esto es genial! ¡Ahora podré apuntarme al concurso y conocer a mi amado Neiman!

Kendall hizo el sonido de una arcada y sacó la lengua en una mueca de asco.

Layla le miró.

—Perdón. Intentaba no vomitar el arcoíris que llevo dentro por la diabetes que me estás dando.

La chica rodó los ojos. Kendall era imposible. Nunca había sido muy social, porque siempre contestaba de forma sarcástica o burlona, por eso posiblemente había acabado en un su grupo de amigas, que Layla tenía que reconocer que eran todas una panda de bichos raros, ella la primera por supuesto.

—Lo siento, Layla. Sabemos que es en parejas y Teresa y yo no queríamos perder la oportunidad así que nos anotamos inmediatamente —dijo Sara.

El entusiasmo de la chica cayó en picado. Al final había confesado su secreto para nada.

—Podrías apuntarte con Kendall. Él todavía no se ha apuntado.

Layla miró al chico y una sonrisa brillante se plantó en su cara.

Kendall, sin embargo, tenía la sorpresa marcada en cada centímetro de su rostro y se había puesto pálido.

—¡No!

Layla le cogió el brazo.

—¡Por fa!

—¡Te dije que no!

—¿Pero por qué?

Kendall suspiró.

—No es nada personal. No me gusta salir en la tele, ni que anuncien mi nombre por ahí, ni los espacios concurridos, ni la gente en general. —Dirigió sus ojos a ella—. Tampoco creo que aguante en tu compañía todo el día.

La chica bufó.

—Si no accedes, voy a acabar pensando que estás celoso y que por eso no quieres que conozca a Neiman.

Contrario a lo que Layla hubiera pensado, una sonrisa brillante se dibujó en el rostro de Kendall.

—Si ganas y lo conoces, ¿te quedarías allí con él?

Las mejillas de Layla se pusieron rojas.

—Claro. Sería un sueño.

Kendall se levantó por primera vez del sofá en el que llevaba todo el día tumbado.

—¿Dónde firmo?

Claro que el resultado no fue el esperado, ya que Layla no era tan buena jugadora como había dicho.

—Y los ganadores son... —dijo Neiman en el vídeo que se estaba emitiendo—. ¡Mia Adams y Leo Martelli!

Layla tiró el mando al suelo furiosa.

—¡Estúpidos privilegiados! ¡Seguro que estaba todo amañado!

Kendall lo intentó con todas sus fuerzas, pero no pudo contener la enorme carcajada que salió de su boca, mientras la señalaba.

—¡El Karma es la ostia!

Sus risas acabaron haciendo eco en todo el campus universitario.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now