𝘀𝗶𝘅 ; 𝘄𝗵𝗮𝘁𝗲𝘃𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗶𝘀 𝗶𝘀.

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—Ya te dije que no lo haré.

—¿Cómo me lo compruebas?

—Confía en mi palabra, confía en mi.

—Lo hice una vez y mira donde terminé.

—No volverá a pasar.

—Chicos lamento interrumpir su discusión de... lo que sea que sea esto, –dijo Mason, alejando a Julls.

Ya qué sin notarlo, ambos nos fuimos acercando, tanto, que quedamos a poca distancia de nuestros rostros.

Julls suspiró y miró a Mason, —¿"Lo que sea que sea esto"?

—Lo siento, es que parecen esa típica pareja de novios caótica que pelean cada cinco segundos.

La castaña y yo nos miramos unos segundos. Y sin poder evitarlo, me imaginé siendo su pareja.

—Pero como sea, no tenemos tiempo para discusiones sobre confianza y traición.

—Esa es mi oferta, ¿la aceptan o no?, –Julls se volvió a acomodar en su asiento.

—¿No quieres hacer otra oferta?

—¿Por qué no quieren romperla?, ¿huh? ¡expliquenmelo de una maldita vez!, –la castaña alzó la voz, —¿Piensan que me volveré como Theo?, ¿piensan que tomaré venganza?, ¿piensan que los traicionare?, no me importa cuántas veces tenga que decirlo, ¡no traicionare a nadie!, ¡no tomaré venganza!, ¡y no me volveré como Theo!

Mason y yo nos quedamos callados, mirando al suelo.

¿Porqué me sigo dejando llevar por esos pensamientos que dicen que será como Theo?, ¿Que hará algo para vernos caer?

—Mason tú y yo teníamos una linda amistad, y no puedes negarlo, tú novio está vivo, gracias a mi, –dijo Julls con la voz entrecortada mirando al moreno, —Y tú Liam, eras mi mejor amigo, te salvé demasiadas veces que ni siquiera puedo contarlas, salve tú vida, y miren así es como me pagan.

Alzó sus manos esposadas al siento en donde estábamos sentados.

Pude ver como una lágrima solitaria brotó de su ojo izquierdo, y enseguida limpié ésta.

—¿No se han puesto pensar lo mal que me siento cuando me tratan así?, porque si van a seguir así, regresenme, ya no me importa

—Yo.... lo siento, –hablé, —No.. no tenía idea, lo siento.

Ahora me sentía culpable.

Julls me miró. Sus ojos miel cristalizados encontraron los míos por unos segundos.

—Yo también lo siento, –se sumó Mason y ella lo miró.

—Ahora por favor, podríamos llegar a un acuerdo, para salvar a todos.

Suspiré, —Bien, lo haré, –tomé la katana.

Miré a Mason, y luego a Julls, a lo que ambos asintieron.

Finalmente rompí la katana y esta se empezó a hacer en pequeños pedazos que caían al suelo. Cuando el último cayó, Julls suspiró aliviada, y cerró los ojos.

—Gracias, –murmuró y se dejó caer hacia atrás, —Él es un lobo enfrench.

—¿Qué es eso?, –pregunté, confundido.

—Mitad lobo, mitad leon, –explicó Mason.

—Era parte del proyecto personal de Hitler para ganar la guerra, usando algo oculto, –comenzó la castaña, —Ellos sabían de la cacería salvaje, iban a enfrentarlos. Una brecha se presentó ahí, la misma que usan los jinetes, pero si la tocas, te quema, Hauttman no era tonto, obligó a unos de los soldados a hacerlo. El soldado traspasó la brecha y fue quemado vivo por los jinetes, ellos llegaron y se llevaron a todos, Hauttman fue el único que quedó y se fue, –finalizó con simpleza.

Mi mejor amigo y yo la mirábamos sorprendidos.

—Pero Douglas no venció a un jinete, solo huyó, –hablé confundido y se encogió de hombros.

—Espera, si eso fue en 1943, ¿dónde estuvo Douglas todo este tiempo?, –preguntó Mason.

—Él siguió buscando, creyó que un científico podría ayudarlo, tres de ellos.

—Los doctores del miedo, –murmure afirmandolo.

—El látigo del jinete fantasma no atravesó lo suficiente como para llevárselo, pero dejó una herida en su espalda, lo metieron a un tanque y la herida infectó el agua, se mezcló con el fluido y lo hizo más fuerte, estuvo ahí dentro absorbiendo el poder, como por 70 años creo.

—¿Salió con el poder de un lobo alfa, y jinete fantasma?

—Una combinación que nadie esperaba, –murmuró.

—¿Como sabes todo eso?, digo, tú al inicio no sabías de la existencia de los doctores, –preguntó Mason, aún sorprendido.

—Mi hermano mayor es Theo Raeken, las historias para dormir que él contaba eran estas, –respondió, —Y sí, al principio pensé que todo eso sobre los jinetes, doctores e experimentos eran inventados por él, luego me di cuenta que no.

—Que intenso.

—Entonces, ¿él puede pelear con ellos?, ¿puede detenerlos?, –Julls asintió, —Pero si los nazis perdieron la guerra, ¿porqué sigue obsesionado?, ¿porqué quiere un ejército?

—No lo quiere para ellos, –comentó Mason, —Los nazis solo eran un medio y nada más, los quiere pare él mismo. Quiere su propio ejercito sobrenatural.

Abrí mi boca ligeramente mirando a ambos.

—Tenemos que decirle a Scott.

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