19| Paz momentánea

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Una canción que representa perfectamente el mood del capítulo.

Pulso el timbre ubicado a un lado de la puerta de acceso a URGENCIAS

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Pulso el timbre ubicado a un lado de la puerta de acceso a URGENCIAS. Este lanza un pitido tan molesto que hace mis dientes rechinar, aún así continúo pulsándolo varias veces.

Escucho pasos acelerados, así que me alejo del timbre con rapidez y termino apoyado en la pared más cercana. Reviso mi celular, el que recuperé de camino aquí, cuando la encargada de objetos perdidos pasaba con la caja de estos.

Al ver mi bandeja de entrada vacía me entra una desilusión tremenda, tanto así que ya no tengo la motivación suficiente para enfrentar a Lukyan.

Un "Hola, ¿cómo estás? ¿Cuándo te dan de alta?" es algo que haría la diferencia en una noche como esta.

El corazón casi se sale de mi pecho cuando la puerta se abre de golpe. Alzo la mirada con rapidez y me encuentro con un hombre barbudo, de baja estatura y cejas gruesas, que me escudriña con la mirada.

Estoy por decirle algo, pero este exclama en tono amenazante:

-¡¿Tú eras el que aporreaba la puerta de esa manera, muchacho?! -cuando dice esto las aletas de su nariz se abren y cierran, su piel está roja como tomate. Temo que le vaya a dar algo grave de lo enojado que está.

Le va dar un paro cardíaco y voy a estar en problemas...

¡Señor, cálmense!

Este hospital vuelve alzadas a las personas... ¿le ofrezco una manzanilla?

-Fue un chico de cabello largo y camisa de cuadros, Lorenzo, creo -contesto de forma entrecortada -para fingir que le tengo miedo, claro- a la vez que señalo el pasillo detrás de mí.

Pestañeo más veces de las necesarias para parecer inocente, el médico me mira como bicho raro, aunque tengo el presentimiento de que me cree.

Los mosquita muerta sobreviven más, lo aprendí de Rebecca. Los perros rabiosos como Jules y yo caen primero, no sabemos controlarnos ni esperar lo oportuno para atacar, solo mordemos.

Rio malévolamente en mis adentros.

Lorenzo caerá...

El hombre resopla negando con la cabeza y pica un dedo huesudo contra mi pecho, me sobresalto cuando hace esto.

-Si vienes de visita, déjame decirte que estás fuera de las horas establecidas -dice mostrando una planilla con los horarios, al ver la mueca que hago alza los hombros, como si dijera esto te pasa por no consultar. -Y gracias por decirme del chico, llamaré a seguridad para que lo echen... ¡lo mismo haré contigo si no te vas de inmediato! -lo último lo grita tan fuerte que me espanto y salgo corriendo.

¿Me salió todo al revés? Sí.

¿Ese hombre necesita un calmante cuanto antes? Totalmente.

¡Un rival de otro planeta!Where stories live. Discover now