-Creo que he descansado bastante y... -. Observó al mayor. -Aprendo rápido, sólo me dice lo que tengo que hacer y yo lo realizo -. Dijo con un semblante lleno de confianza.

Un tipo de confianza invisible puesto que todo lo que podía sentir era sus piernas temblando mientras sus manos sudaban. El mayor lo miró con un gesto que el joven no pudo descifrar con facilidad.

-Bien -. Habló el vicepresidente luego de unos largos minutos de estar en silencio. -¿Cuál es tu nombre?

-Jung Wooyoung, señor -. Mencionó con una sonrisa formada en sus labios.

-Muy bien, Wooyoung, yo soy el vicepresidente de esta empresa y mi nombre es Song Mingi, estarás a prueba durante una semana, comenzando mañana a las ocho y terminando a las siete -. Aclaró. -Te voy a dejar algo en claro -. El menor solo asintió esperando por las palabras que diría el contrario. -El jefe llegará a la ciudad la semana que viene, por lo que es importante que sigas mis indicaciones durante tus días de prueba ya que luego de eso serás su asistente y a él no le agrada estar repitiendo las cosas dos veces, ¿Entendido? -. Aclaró el vicepresidente Song mientras volvía su vista a los documentos que estaban sobre su escritorio.

-Si, señor Song -. Aseguró con voz clara.

-Perfecto. Puedes irte, mañana te quiero aquí a las ocho, en esta empresa la responsabilidad, el respeto y el saber llevar un buen control de los horarios son lo más importante -. Dijo con tono duro. -No llegues tarde -. Finalizó devolviéndole sus papeles a la vez que hacía un ademán para que el menor saliera de la oficina.

-Gracias -. Se despidió y salió del lugar con una enorme sonrisa en su rostro.

Estaba bastante contento aunque sabía que sólo era una prueba para ver que tal podía trabajar. Estaba seguro de que pasaría y se quedaría con el trabajo para así poder ayudar a su madre con la enorme deuda que tenía encima.

Caminó hasta la parada del autobús aún con una sonrisa, ya no una de felicidad sino una de esperanza, deseaba que la ayuda que le brindaría a la mujer le fuese positiva para que de esa manera ella pudiese descansar y recuperarse. Tal vez no del todo pero por lo menos dejaría de empeorar con cada día que pasaba. Una vez que el transporte llegó, se subió, pagó y se sentó en la parte donde estaba la ventanilla, le gustaba ver a través de ella. Cuando el trayecto llegó a su fin, descendió del autobús, no sin antes revisar que no se le haya olvidado o caído nada.

-He vuelto -. Habló a la vez que entraba a la casa y cerraba la puerta. -¿Cómo estás? -. Le preguntó a su madre, la cual estaba recostada sobre el sofá con una cobija delgada cubriendo su cuerpo de pies a cuello.

-Bien buena -. Bromeó la mujer para hacer reír a su hijo.

El menor sonrió y luego rió un poco por lo que su mamá había dicho. Ella siempre era así, bromeaba, reía y hacía otras cosas llegándole a importar poco el hecho de que estuviera enferma. Prefería sonreír en lugar de estar quejándose por algo que se le quitaría pronto o que bien podría llevarla a dar su último suspiro.

-No, madre. Ya enserio, ¿Cómo te sientes? ¿Aún te duele la cabeza?

La mujer lo miró y negó.

-Estoy mejor que en la mañana, ya no me duele la cabeza pero aún tengo un poco de fiebre -. Sinceró.

Wooyoung se alarmó en ese instante por lo que corrió a la cocina por un bowl un pequeño para llenarlo hasta la mitad con agua, luego de eso, tomó un trapo que estaba doblado en uno de los estantes para después regresar a la sala con su madre. Ella, al notar que la mirada de su hijo había pasado de una tranquila a una llena de preocupación, tomó las manos del joven para que soltara el trapo que comenzaba a mojar con el agua, estaba temblando.

Lo intenté // Sanwooحيث تعيش القصص. اكتشف الآن