13|| Real Life

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Leah bloqueo su teléfono y lo lanzó a su lado para mirar los mosaicos que había en el techo, a penas había ordenado la cama, algo de ropa y las cosas más esenciales de la cocina, fuera de eso no había desempacado absolutamente nada, tenía dos semanas en ese apartamento y no quería estar ahí.

Odiaba ese lugar.

No podía dormir si antes no se emborrachaba con el asqueroso vino blanco que Airi le había llevado. Suspiro y empezó a contar otra vez los mosaicos del techo.

Ese apartamento era más grande y más hermoso del que compartía con Keigo en el pasado, también era todo lo que ella siempre quiso pero no se sentía bien ahí. Se había acostumbrado demasiado a él idiota, porque claro que solo era costumbre y no seguía enamorada de él.

Sería demasiado patética si ella aún estuviese enamorada de un hombre que la engañó de esa manera.

De un momento a otro los mosaicos empezaron a verse borrosos y sus ojos a arder, otra vez estaba pasando aquello que ya no debería pasar. Respiró profundo y ahí las lágrimas escaparon. Se mordió fuerte el labio para que el sollozo no escapara. La destrozaba escuchar sus propios gritos, era horrible.

Ella no era así, ella no lloraba ni sufría por nadie, pero ahí estaba otra vez llorando, repasando en su mente esa maldita noche en la que entro al supuesto nido de amor que compartía con el supuesto amor de su vida, entonces los vio.

El y Rumi acostados durmiendo plácidamente en su propia cama. Sintió ganas de prenderle fuego al colchón cosa que Airi hizo el día que fue a recoger sus pertenencias.

La relación más larga que había tenido y también la única que de verdad significó algo para ella. Leah dejo escapar aquel sollozo que tanto lucho por guardar.

— Soy demasiado patética. — susurró. Agradeció mentalmente de que mañana era su día libre porque sabía que tendría los ojos hinchados.

Una llamada la hizo salir del hoyo en el que estaba. Keigo la estaba llamando. El hijo de perra por el que lloraba la estaba llamando. Lo odiaba.

La llamada se perdió y el continuo insistiendo. Leah contesto.

—¿que diablos quieres?

— Estabas llorando.

— ¿De que demonios hablas?

— Tu voz. Ese tono que decae al final. Estabas llorando. Te conozco. Iré para allá.

— ¿Que ? No. Dime ¿que quieres?

Leah se mordió el labio, detestaba que el tuviese razón. Detestaba que el conociese todo de ella, hasta la cosa más estupida.

— Estoy cerca. Pensé pasar a saludar.

—No es necesario.

Y colgó.

Sonrió, se odio a sí misma por sonreír después de su llamada. Aquel idiota tenía un encanto que no igualaba al de nadie.

Termino de secarse las lagrimas y se miró al espejo, los ojos rojos e irritados y la mirada muy triste. De verdad estaba destrozada y en las noches era cuando más se sentía.

Suspiro.

En verdad hubiese preferido jamás enterarse de nada.

Alguien tocó su puerta. Eran casi las 10 de la noche y a Airi le encantaba ir tarde a su apartamento a buscar cosas tontas para la cocina ya que vivía dos pisos abajo.

Abrió la puerta y ahí sus ganas de morir volvieron, Keigo estaba frente a ella con una bolsa de papel.

— No entraré. Es claro que llorabas. Compré helado de caramelo por si llorabas por un libro, Galletas de chispas de chocolate por si estás frustrada por no memorizar una línea...

— Keigo— lo interrumpió.

— Hay donas en caso de que tu periodo esté cerca, también toallas y un Frappe de caramelo por si estas muy estresada.

— Esto no era necesario. — murmuró con la mirada abajo, el nudo en su estómago subía lentamente.

— Leah. Voy a recuperarte.

Broken heart - Takami Keigo / HawksOnde histórias criam vida. Descubra agora