happy birthday

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Una semana luego del incidente y la sorpresa de mi embarazo, volvimos Tampa para la semana de cumpleaños y en mi familia eso significa muchos preparativos, porque cada pequeña cosa es una oportunidad para una celebración.

Patrick ha venido desde Kansas cuando se ha enterado de mi desmayo y aunque todavía no me decido a cómo ni cuándo tirarle la bomba, lo he visto bastante emocionado por el embarazo de Brittany y pronto saber el sexo del bebé. Bueno, amo verlo feliz a él, aunque no me sigue convenciendo mucho la rubia.

Hoy era mi cumpleaños número veintiséis y mi cerebro no podía entender lo cerca que me encontraba de los treinta. Sí, estoy entrando en pánico. Mis tres sobrinos me trajeron el desayuno a la cama, Tom y Patrick fueron en busca de las cosas para la fiesta, mientras Jules y yo tuvimos brunch juntos en el centro de Tampa y ahora estaba ayudando a Gisele a acomodar el patio, donde tendremos la reunión.

—Y... ¿te has sentido mejor con las vitaminas y eso? —me pregunta amarrando un globo y luego tirándomelo.

—Sí, mucho mejor y ahora que estoy comiendo como una loca, me siento viva de nuevo.

—Kenz, te conozco desde que eras una piojosa y sé que estás embarazada —suelta de la nada y abro los ojos como platos—. Quita esa cara, no le voy a decir a nadie, pero estoy molesta contigo por no decírmelo antes.

—¿Cómo... cómo es que lo sabes? —pregunto nerviosa.

—Lo supe desde el momento en el que te vi en el hospital —contesta riéndose—. No sé si es un sexto sentido que tienen las madres, pero tu rostro se ha iluminado por completo. Incluso ahora, ¿no te has visto en un espejo? Además, ¿desde cuándo te gustan las donas de chocolate?

Ambas empezamos a reírnos, hasta que mi hermano, mi novio y mi mejor amigo bajan corriendo de las escaleras, directamente a la cocina. Todos hablan al mismo tiempo y por un momento pienso que me van a sangrar los oídos.

—Chicos, ¿qué pasa? —cuestiona Gisele y todos se voltean asustados. Creo que no nos habían visto—. ¿Por qué tanto alboroto?

—Tom ha dicho que va a llevar a los Buccaneers al Super Bowl, ¿qué te parece? —suelta Julian mirándome y escondo una sonrisa.

—¿Tu también? —suelta ofendido mi hermano.

—Pats Nation por toda la vida, bebé —murmuro llevando un globo a mi boca—. Igual, en mi cabeza hay un back to back.

—Esa es mi chica —comenta Patrick guiñándome el ojo y yo le lanzo un beso.

—¿Por qué mejor no se sientan a ayudarnos? Porque ya veo que ninguno de sus equipitos llega a la final.

Los chicos miran a la brasileña como si esta hubiera dicho la cosa más ofensiva del mundo, pero ninguno replica y cumplen con su orden de una vez. Patrick se sienta a mi lado y antes de ponerse a llenar los globos, se acerca y deja un beso en mi mejilla, posando su mano en mi vientre, cosa que me hace dar un pequeño salto, pero este parece no notarlo.

Un par de horas luego y con la decoración ya lista, la fiesta comienza. Termino usando el outfit que Erin me había hecho comprar en Kansas (multifandom) y plancho mi cabello rápidamente, antes de hacerme un maquillaje sencillo. Me pongo unas sandalias marrones y una pulsera que mi hermano me regaló hace unos años.

—Tía Kenz, dejaste tu celular afuera y un tal Marco te estaba llamando.

Benjamin deja mi Iphone en la cama y sale corriendo sin más, de seguro estaba jugando con sus hermanos en la cueva. Bueno, al menos ya estaba arreglado para la fiesta.

Mi mente hace click de repente al recordar lo que me dijo mi sobrino, causando que mi corazón se acelerara. Busco la llamada perdida en los registros y cuando voy a hacer como si nada, el alemán vuelve a llamar.

—¿Kenz? Feliz cumpleaños —dice cuando descuelgo la llamada, pero no respondo—. Ok, que no me hayas insultado es un avance.

—Gracias, Marco, ¿necesitas algo? —pregunto sentándome en el colchón—. Ah, dile a las chicas que muchas gracias por las rosas que me mandaron, me encantaron.

—De hecho, te las mandé yo —suelta y aunque no puedo verlo, sé que está sonriendo—. Sólo quería decirte que lo lamento una vez más, aunque estás en todo tu derecho de no perdonarme, porque lo que hice fue... fue una cosa horrible.

Respiro profundo y miro una foto que tengo con sus hermanas el día que fuimos al entrenamiento del Dortmund. Patrick entra la habitación y me mira confundido, pero levanto el dedo gordo para que se calme.

—Está bien, ya pasó, te perdono —murmuro mirando mis uñas—. Y espero que estés cuidando mucho de Emilie y Scarlett, eh.

—Eso intento, pero la pequeña crece muy rápido y ya me estoy preparando mentalmente para cuando empiece a tener pretendientes —bromea y suelto una risita—. Bueno, te dejo que ya son las diez y mañana hay partido. Feliz cumpleaños, Kenz.

—Descansa, Reus.

Mahomes deja de buscar lo que sea que está buscando y voltea a verme como si fuera la niña del exorcista, provocándome un ataque de risa, que este no se toma muy bien.

—¿Por qué hablas con ese? —pregunta mirando por el lugar—. Dios, ¿sabes dónde dejé...

—¿Tu cargador, Pat? —le interrumpo y este asiente—. En la cueva seguro, te recuerdo que estabas ahí con los chicos.

—No me respondiste —canturrea sentándose a mi lado—. ¿Qué quería?

—Felicitarme por mi cumple, pero no le demos mucha importancia —respondo—. Mejor bajemos, que estoy segura de que mis papás ya llegaron.

Pat entrelaza nuestras manos y guardo mi celular en mi bolsillo trasero. Bajamos las escaleras hablando de lo lindo que estaba el día y luego salimos al patio, donde los chicos estaban teniendo un partido de fútbol americano con los niños.

—¡Lily, mi amor! —grito al ver a la hija de Edelman correr hacia mí—. ¿Cómo estás, rubia?

—Bien, tía Kenz, ven a jugar con nosotros —dice jalándome por el brazo y casi me dejo llevar, pero recuerdo que estoy embarazada y que no puedo agitarme mucho hasta que mis defensas vuelvan a subir.

—Ahorita voy, pequeña, primero tengo que presentar a mis papás y Patrick.

El moreno me pellizca el brazo y lo golpeo en el hombro por eso, llevándomelo del brazo a él, hasta donde mis padres hablan con Gisele. Mi mamá ve venir al jugador y le sonríe, pero mi papá hace lo mismo que Tom cada vez que llevaba a alguien a casa. Le da la "mirada".

—Mami, papi, él es Patrick, mi novio. Pat, él es Tom y Galynn Brady, mis papás.

—Un gusto conocerlos por fin —murmura el quarterback y noto que al estrechar la mano de mi padre, la misma le estaba temblando. Dios, mi niño.

—A ver, siéntate aquí, te van a hacer el interrogatorio —Gisele se levanta de la silla y le regala una sonrisa al de Texas—. Suerte, porque la vas a necesitar, campeón.

Le guiño un ojo al pobre y este modula "ayuda" antes de que vuelva a mirar al frente, mientras la brasileña enrollaba su brazo con el mío. El timbre de la casa suena y Vivian sale corriendo a abrir, sabiendo que Gronkowski y su esposa, Camille, estaban del otro lado.

—¡Gronky! —grita emocionada y miro enternecida la escena.

—El pequeñito que crece ahí va a tener la mejor familia del mundo, eso no lo dudes.

super bowl | patrick mahomesWhere stories live. Discover now