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El sonido de otra llamada entrante en mi celular me hace soltar un grito ahogado, ¿quién me llama a estas horas?

—¿Sí? —digo al contestar.

—¿Te quedaste dormida, no? —cuando escucho a Patrick me levanto de golpe y trago en seco—. A penas me estoy arreglando, tienes veinte minutos.

—Con eso me basta —murmuro, rascándome un ojo—. Buenos días, por cierto.

Corto la llamada antes de que me conteste y salgo de la cama como si fuera Flash. Me cepillo los dientes, me ducho volando y me pongo a elegir un outfit, cosa en la que siempre me tardo.

—¿A dónde va usted tan temprano? —pregunta Julian, entrando mi habitación sin tocar antes y con una bolsa en la mano. Me volteo y ruedo los ojos al verle.

—Estoy en toalla, payaso, déjame vestirme.

—No es nada que no haya visto —murmura, tirándose de la cama—. Te traje un regalo para que asombres a tu novio, Mahomes.

—¿Qué compraste, Julian Edelman? —pregunto asustada.

Jules saca de la bolsa una camiseta tipo crop top de los Kansas City Chiefs. Suelto un chillido de la emoción y me tiro encima de él para agradecerle.

—Julian fucking Edelman, you are the best, ¿te lo han dicho?

—Un montón de veces. Ahora, póntela con ese jean azul de ahí. Hace que tu culo inexistente se vea bonito —suelta riéndose y cuando voy a golpearlo, sale corriendo de mi habitación.

—Idiota —murmuro entre dientes.

Me visto rápido y sólo me maquillo un poco, porque la pereza y el sueño podía conmigo. Cepillo mi cabello que tenía varias ondas y decido ponerme un cintilo negro para quitarme el cabello de la cara. Lleno un bolso de cosas que voy a necesitar y decido bajar al lobby, antes de que Mahomes llegue.

—¡Kenzie! —escucho los gritos de Tom y suelto una risa al ver su rostro tornarse rojo de la vergüenza, todo el mundo lo estaba viendo.

—Si es cierto que todo lo malo se pega —murmuro despeinando su cabello—. ¿Se van hoy en la tarde, no?

—Sí, pero podemos esperar por ti, eso vine a decirte —explica sonriente. Recorro su cuerpo con la mirada y veo que aún estaba en pijama, así que suelto una carcajada—. Habla claro, enana, estoy pasando pena aquí.

—¿Nos iríamos mañana? —le pregunto y este asiente—. Está bien, aunque no prometo volver hoy.

—No digas eso que me pongo celoso, Mackenzie —susurra abrazándome—. Que te vaya muy bien, pequeña. Me avisas si te hace algo para partirle la nariz.

Dejo un beso en su mejilla y mi hermano se va corriendo justo por donde vino. Ahí recibo un mensaje de Patrick, diciéndome que estaba afuera. Tomo una bocanada de aire y salgo con una sonrisa en el rostro.

—Buenos días —murmuro subiéndome al Audi en la parte trasera, al lado de Mahomes.

—Linda camiseta —dice con las mejillas coloradas.

—Siéntete afortunado, porque no hay un equipo que ame más que a los Patriots —balbuceo mirándome las uñas.

—¿Desayunaste? —me pregunta y yo niego—. Me lo imaginé, así que te compré unos bagels y un frapuccino de caramelo.

super bowl | patrick mahomesحيث تعيش القصص. اكتشف الآن