Un Encuentro con el Pasado

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    ~Horacio POV~

    Me comí con asco la gelatina verde que estaba en la bandeja delante mío. No soportaba la comida del hospital, pero entendía que era por mi bien y que esa comida ayudaría con mi recuperación. Me limité a tragarla sin hacer demasiado énfasis en el sabor.
    –Señor Axier –llamó una voz familiar desde la puerta.
    –¿Con...? –Me detuve al ver que Conway estaba ahí, pero iba acompañado por una doctora–. ¿Con quién tengo el gusto?
    –Soy agente del FBI, vine a hacerle algunas preguntas.
    –Bueno, entonces los dejo solos –dijo la doctora–. Si necesitan algo estaré en este piso.
    –Gracias –dijo Conway y cerró la puerta.
    –Conway, ¿cómo supo que estaba aquí?
    –Volkov me dijo todo por radio y vine aquí de inmediato. –Claro, eso tenía mucha más lógica–. Me dijo que estabas en este hospital y con cuál nombre. ¿Por qué no usaste tu nombre?
    –El sheriff Ford me dijo que dado a los hechos y todo lo que está pasando lo mejor era que yo estuviera de cubierto, por si acaso.
    –Vale, entiendo. –Conway llevó su mano al bolsillo de su pantalón y sacó la cajetilla de cigarros, solo para después devolverla a su sitio y acercarse con lentitud a mí–. Horacio, estuvimos muy preocupados Cuando vimos que habían pasado 24 horas y no sabíamos nada de ti pensamos lo peor. No sé quién sea ese sheriff Ford, y si te hace feliz me parece perfecto, pero avisa gilipollas.
    –¿Interrumpo? –dijo Volkov entrando por la puerta con Gustabo a su lado. Se veía serio, incluso podría decir que molesto.
    –No, claro que no –respondió Conway.
    –¿Horacio? –Gustabo se acercó a mí con una leve sonrisa–. ¿Dónde habías estado hijoputa? Estábamos preocupados, pensábamos que estabas muerto cabrón. Con que el sheriff Ford ¿eh?
    –No, claro que no. –Pero recordé que sí estuve con él, pero no como este par pensaba–. Él solo estuvo cuidándome.
    –Sí claro, cuidados intensivos que ocupaban de contacto físico, ¿no Horacio?
    –Gustabo, te recuerdo que su nombre es Axier –dijo Conway.
    –Sí, pero ahora no hay nadie viejo, así que tranquilizate un poco.
    Gustabo y Conway discutían demasiado siempre por lo que fuera. Normalmente nunca me entrometía, porque ver a Gustabo en un estado tan bufón y a Conway en un estado tan malhumorado, intentando que Gustabo se tomara las cosas en serio siempre me divertía un poco. Así que normalmente solo me quedaba viéndolos, sonriendo, sabiendo que las risas y la felicidad nunca eran eternas, porque siempre habría otro calavera, otro nadando, otra mafia, otra muerte. En esta ciudad que ahora parecía pacífica todo es efímero. Ni siquiera el aire era el mismo, ni siquiera la felicidad. Siempre habría mafias y gente mala, gente psicópata.
    –Con permiso –dijo Volkov algo cabizbajo.
    –¿Volkov? –pregunté preocupado, haciendo que se detuviera–. ¿Está todo bien?
    –Sí, solo estoy algo molesto. –Su tono era un poco cortante y eso me preocupaba.
    –¿Molesto? –preguntó Conway esta vez–. ¿Sucede algo Volkov?
    –Usted sabe perfectamente qué sucede Conway.
    Ahora mismo no entendía si se refería a la presencia de Gustabo o si se refería a la plática que habíamos tenido Conway y yo sobre Ford, la cual se podía malinterpretar. Tenía miedo, no quería que pensara que estaba jugando con él. Quería que supiera que yo iba en serio con esta oportunidad que él me había dado y que no andaba de perro con Ford y con él a la vez. Se lo aclararía después.
    –Creo que he logrado ponerlo celoso, Horacio –mencionó Gustabo, aunque yo seguía sin entender por qué Gustabo quería ponerlo celoso–. Ya sabes que él no demuestra mucho pero yo diría que se puso celoso.
    –Yo no estoy celoso, señor Gustabo. –La voz de Volkov sonó desde la puerta sorpresivamente–. Jamás tendría ese tipo de sentimiento hacia la persona con la que intento tener una relación sana y estable. Confío en él.
    La cara de sorpresa con la que estaba en este momento era simplemente inevitable. La naturalidad con la que Volkov había hablado de cómo estábamos en un tipo de relación era simplemente sorprendente. La estabilidad que sentía ahora mismo era tan fuerte como el silencio sorprendido de todos en la habitación. Sonreí. Esto sí iba en serio, lento, pero en serio.
    Por su parte, Conway y Gustabo guardaban absoluto silencio. Ambos miraban sorprendidos a Volkov, como si hubiera dicho algo extraordinario, y es que de hecho era algo extraordinario lo que acababa de decir. Gustabo me miró con un claro signo de pregunta en el rostro y no me quedó más que intentar hablar, pero no pude, solo salió aire de mi boca. Conway, después de un largo rato, logró parpadear rápidamente y volver a su cuerpo lentamente.
    –A ver, déjame ver si entendí bien, –alzó su mano y se rascó la frente–, ¿tú y Horacio son... novios?
    –Bueno, –Volkov me miró intentando comprobar que yo estuviera de acuerdo con que esto se supiera. Le sonreí y parpadeé en un modo aprobativo–, algo así. Estamos empezando esto y hablamos sobre ir lento, lo cual probablemente ya arruiné porque se acaba de saber que estamos en una relación o algo así.
    –Queremos intentarlo, eso es lo que sucede aquí, no es una relación sino un intento y una oportunidad –contesté para que pudiera estar tranquilo.
    La habitación cayó en un completo silencio. Volkov y yo nos dedicamos a observar cómo Conway y Gustabo digerían la noticia con clara lentitud. Esas palabras eran algo que jamás esperaron, en especial hoy que todo había sido un completo caos durante días. Supongo que dos noticias sorprendentes en un día eran demasiado; no puedes aparecer en un hospital días después con una pareja supongo.
    –Bueno pues, enhorabuena –dijo Gustabo claramente atónito.
    –Sí, enhorabuena, pero quiero saber qué sucedió, –Conway nuevamente había regresado al tema anterior–. Desapareces durante días, nos comentas que estabas con uno de los sheriffs, vale, pero entonces ¿era una coartada porque estabas con Volkov o qué sucedió con exactitud?
    Solté un largo suspiro y empecé a contarles la historia. Les conté cómo había tenido una cita en Tinder, después había acabado muy drogado, hasta el punto en el que me desmayé. También comenté lo que vi antes de perder el conocimiento. No sabía si era una alucinación o no, pero sentí que era necesario que lo supieran. Luego conté toda la versión de Ford.
    Conway me veía atento intentando descifrar qué había sucedido supongo, o Dios sabría qué estaba pensando ese viejo. Gustabo, por su parte, estaba en el celular, parecía estar escribiendo algo, probablemente un mensaje ya que a él no le importaba nada. Conway me miró, luego miró a Volkov y luego nuevamente a mí.
    –¿Alguna duda Conway? –preguntó Volkov.
    –Sí, no es por hacer de vieja cotilla, pero ¿cuando cojones os hicisteis novios? –Y ahí estaba la pregunta que parecía ser el tema del momento–. ¿Mientras que Horacio estaba drogado o cómo fue eso?
    –Conway –si esto fuera una simulación o un juego, ahora mismo estaría haciendo un /facepalm–, eso no influye en lo que sucedió hace unos días.
    –Fue esta misma mañana, –miré nuevamente a Volkov sorprendido antes los pasos agigantados que estaba dando–. Después del aviso por radio vine inmediatamente al hospital y le dije a Horacio que me diera una oportunidad, ¿satisfecho Conway?
    Y ahí estaba, nuevamente ese silencio incómodo cada que salía a flote el tema de nuestra relación. Era extraño, incluso yo que estaba tan ilusionado con la idea, sabía lo loco que resultaba todo esto. Era demasiado, incluso para una vida. Sobre todo la situación era más extraña porque Volkov hablaba abiertamente de esto, de lo que sentía por mí, de lo que éramos. Era un hombre seguro, sin un gramo de miedo de lo que este par pudiera decir o de las burlas, y para ser sincero me fascinaba que fuera así.
    –Bueno, ¿vamos a hablar todo el día de la relación de Horacio y Volkov o vamos a hablar sobre algo serio? –preguntó Gustabo claramente harto del tema.
    –¿Cómo está tu salud? –preguntó Conway.
    –Bueno, como siempre, algo aquí algo allá, pero nada grave –mentí.
    –Vale pues extraordinario –dijo Gustabo guardando su celular en el bolsillo–. ¿Cuándo sales del hospital?
    –Yo supongo que mañana temprano me darán de alta ya que no hay mucho más que tenga que hacer aquí, solo me dijo la doctora que tenía que venir aquí por un tratamiento que me harán y ya está.
    –¿Tratamiento? –preguntaron los tres al unísono.
    –Sí, psicológico, aparentemente hay nuevas normas en el hospital –mentí nuevamente.
    –Bueno pues me parece muy bien –dijo Conway y todos asintieron–. Me parece también que tenemos que hablar de alguien que tiene que volver al cuerpo del FBI.
    –¿Ah sí? –pregunté dudoso–. ¿Alguien del CNP?
    –Sí, era un subinspector del CNP, quien por cierto murió pero tendrá que regresar de los muertos. –Lo miré con detenimiento mientras veía como sacaba algo que se encontraba dentro de su chaqueta, era un pasamontañas–. ¿Te suena el nombre de Dan?
    Hace mucho no veía ese pasamontañas, debí saber que en cuanto mi identidad quedó descubierta ya no tenía opción, tendría que volver a hacer lo de siempre, tendría que permanecer encubierto si no quería una muerte antes de lo planeado.
    –Nah, ¿sí? Nah, ¿se vino? –preguntó Gustabo.
    –Sí, –respondí–, se vino.

Recuerdos De Un Infinito || Volkacio AU || +18 Where stories live. Discover now