Capitulo 10

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Katniss daba vueltas por su habitación como una leona enjaulada. Tenía celos. Unos locos celos que parecían como garras arrancándole el corazón. La imagen de ellos dos en la cama le causaba un dolor que aprisionaba su pecho. ¿Cómo se atrevían? ¡Y bajo su mismo techo!

Annie, la mejor amiga que tenía, su única familia, se dedicaba a revolcarse con su guardaespaldas. Y  el muy miserable había seducido a su prima cuando el intento con ella no dio resultado. Ahora recordaba claramente sus cuchicheos de la noche anterior y cómo su prima fue tras él.

¿Por qué tuvo que beber tanto? No se percató de que lo hacía y el resultado fue nefasto, hasta el punto de no poder asegurar si los recuerdos que tenía ocurrieron en realidad o no. Recordaba a Marvel sobre ella intentando acariciarla y la repugnancia que sintió en esos momentos. Luego, la seguridad de unos fuertes brazos y el consuelo de un cálido pecho en el que apoyarse hasta que se quedó dormida. Ella tuvo la sensación de que se trataba de Peeta, pero ahora comenzaba a dudarlo. Seguro fue Finnick, mientras él se diviertia con su prima. Menudo guardaespaldas le había contratado su padre.

El agudo sonido del teléfono acentuó su martilleante dolor de cabeza.
-¿Katniss?
-Papá. ¿Qué deseas?
-¿Te encuentras bien?, pareces enferma.
-Sólo me duele un poco la cabeza. Creo que ayer tomé demasiado el sol -mintió.
-Pues debes cuidarte querida, sobre todo ahora que ya ha pasado el peligro y podrás gozar de libertad para divertirte a tu gusto.
-¿A qué te refieres, papá?
-Ya han detenido a la persona que mandaba los anónimos. Se trata de un antiguo empleado al que se despidí hace unos dos años por robo. Eso quiere decir que ya no vamos a tener que tener guardaespaldas. ¿No te parece maravilloso, cariño?
-Sí, es estupendo -contestó Katniss con escaso entusiasmo.

La posibilidad de no volver a ver a Peeta le provocó un repentino desconsuelo. ¿Por qué tenía que sentirse de ese modo cuando debería estar contenta por librarse de su presencia? El muy arrogante y engreído, sedujo a su prima en sus propias narices. ¡Dios, cómo lo odiaba!
-Pues no pareces nada contenta, hija. ¿Hay algo que te inquieta? -inquirió Plutarch preocupado.
¿Cómo decirle que se sentía despechada porque el hombre al que deseaba la había rechazado, prefiriendo a su prima?
-Te repito que sólo me duele la cabeza.
-Esta bien. También quería comunicarte que pensamos ir a pasar unos días contigo la próxima semana. ¿Te parece bien?
-Por supuesto. Sabes que eres bien recibido.
-¿Y Enobaria? Ella te quiere, Kat. No imaginas lo preocupada que estuvo por ti todos estos días.
-Pueden venir cuando queran -intentó cortar ella.
-Bien, hasta entonces. Si tienes algún problema no dudes en llamarme. Supongo que los escoltas se marcharán hoy mismo. Aunque puedo pedirles que se queden hasta que lleguemos nosotros. No me gusta la idea de que te quedes sola.
-¿Por qué tanta preocupación por mi seguridad, papá? Si hay algún problema que desconozco te agradecería que me dijeras y, si sólo se trata de preocupación paterna, te recuerdo que soy mayor de edad y a estas alturas llega un poco tarde, ¿no te parece? -le acusó con rencor-. De todas formas, no estoy sola. Me acompañan Annie y Marvel, y por supuesto, Sae.

Katniss colgó el teléfono. Necesitaba  enfrentarse con los desagradables problemas surgidos la noche anterior, y enfrentarse a su primo. Subió a su habitación y golpeó la puerta con fuerza. Al no obtener respuesta, entró. No habia el menor rastro de Marvel en la habitación.
-Se ha marchado -oyó la voz de Annie a su espalda.
-¿Cuándo?
-Anoche, poco después de que Peet... el señor Mellark te subiera a la habitación, le dijo a mi hermano que debía marcharse -explicó.
-¿Mellark golpeó a Marvel y después me subió a mi cuarto? -preguntó con gesto de extrañeza, convencida de que Finnick fue quien la salvó mientras los otros dos se dedicaban a fornicar.
-Sí. Él acudió cuando... -Annie cayó presa de la vergüenza y el temor que la abrumaban. -¡oh, Katniss!, sé que el comportamiento de Marvel fue detestable, pero te ruego, que no decidas vengarte de él. Eso lo hundiría para siempre.

Mi GuardaespaldasWhere stories live. Discover now