𝑃𝐸𝑅𝐷𝑂́𝑁𝐴𝑀𝐸 - terminada

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Sus piernas le fallaron, aterrizando por quinta vez en su camino de la torre de astronomía a su habitación. Su cabeza dolía, su cuerpo dolía. Su vida dolía.

Su habitación silenciosa, cosas lujosas la decoraban pero para el joven Malfoy no importaba. Solo eran objetos caros y brillantes. Para Draco Malfoy el lujo nunca fue algo fundamental en su vida, a pesar de venir de una familia muy rica y tener millones de galones dorados... solo eran eso, galones.

Camino a paso lento hasta su amplia cama.

¿Por qué Stella Potter, hermana del famoso Harry Potter quería "ayudarlo"? Pero no iba a aceptar su lástima, porque eso era, lástima. Un Potter nunca ayudaría a un Malfoy realmente.

Lágrimas comenzaron a inundar sus ojos, nublado su vista y llegando a sus labios dejando un sabor salado producido por estas mismas. Su cuerda cada día se iba gastando más y más. Parecía que nadie lo notaba.

Las dudas taladran mi cabeza, aquel chico ya no era mismo y eso la tenía angustiada.

Realmente angustiada.

Debía encontrar la forma de acercarse y demostrarle que no es por lástima que intenta ayudarlo. De verdad anhela ayudar, Hogwarts le enseñó a ofrecerle ayuda a quienes lo necesitan, Draco Malfoy era uno.

- ¿Cómo te fue? -

Harry preguntó mientras le acariciaba el cabello a su novia.

- Estaba en la torre de astronomía... Zabini le estaba lanzando un crucio -

- ¡¿Qué?!, ¿Por qué? - se unió Hermione a la conversación mientras dejaba su libro a un lado

- Lo culpó por la muerte de sus seres queridos, lo culpó por la guerra. Pude ver a Draco más de cerca, está muy pálido y débil - los miré - quise ayudarlo pero se negó, piensa que intento ayudarlo por lástima -

- Pero no es así -

- Lo sé Harry, claro que no es así. Pero ¿tú qué harías si todo el colegio te insultara, te golpeara y te acusara de todo lo ocurrido?, ¿confiarías en ellos? -

Harry Potter solo se dedicó a negar lentamente, su hermana tenía razón. No confiaría en nadie.

- Iré a tomar aire, los veo luego chicos -

El lago era un lugar muy tranquilo, no había nadie allí y eso lo tenía más tranquilo.

La brisa golpeaba su pálido rostro, despeinada su rubia cabellera. Su vista posada en el lago mirando un punto fijo el cual no distinguía. Draco se encontraba en su mundo, pensando en su querida madre. ¿Qué estaría haciendo? ¿Ya abría comido?

Todo era silencio, solo el sonido natural del viendo y su suave respiración. Solo él y el lago. Pero todo aquello fue interrumpido por el ruido de unas pisadas acercarse a su dirección. El joven de ojos claros giró rápidamente su cabeza en dirección a donde provenía el sonido, encontrándose con Potter.  - tranquilo, soy yo -

- Ya pude darme cuenta, ¿qué haces aquí? ¿Acaso me estás siguiendo? -

- Nada de eso Malfoy, solo viene a tomar aire y te encontré de casualidad. ¿Puedo sentarme a tu lado? -

Dudó unos segundos pero al final dijo...

- Claro -

Un silencio incómodo se apoderó del lugar, ambos jóvenes mirando el lago sin emitir un sonido.

- No es lástima -

¿Qué?

- ¿Perdón? -

- Que no es lástima. Veo que algo te sucede y quiero ayudarte, no es por lástima, solo quiero ayudar. -

- Es difícil creerle a alguien ahora, sabes -

- Lo sé, pero tienes que creerme -

- ¿Por qué lo haría?, ¿Cómo se si no vendrás con tus amigos a culparme como todos hacen? -

- No tienes la culpa de nada, Malfoy. No fue tu culpa las perdidas, no tuviste nada que ver con la llegada de Voldemort -

Los claros ojos del chico se conectaron con los de la joven Potter. Su mirada transmitía honestidad.

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