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Miró su reloj dándose cuenta de la hora que era, otro día agotador comenzaba. Se levantó de su cómoda cama, dejando a un lado las suaves sábanas color negro que le cubrían su débil cuerpo. Con pereza buscó su uniforme el cual se encontraba guardado en su baúl que con ayuda de su madre había podido organizar con todas sus pertenencias necesarias.

Colocó su blanca camisa junto a su pantalón de vestir negro, su ropa quedaba grande, había bajado de peso. Se preguntarán ¿Por qué no puede ir y comprarse ropa de su talle? Es verdad, podía pero no quería preocupar a su adorada madre. No quería que lo viera en ese estado tan... vulnerable.

Su uniforme impecable, su camisa bien abrochada dentro de su largo pantalón. Zapatos los cuales ató correctamente. Su corbata con un anudado perfecto y su túnica que cubría su cuerpo entero.

Volvió su mirada al reloj, solo diez minutos para que su primera clase empezara. Posiones. Nada era igual en aquel salón desde la muerte de Snape, faltaba el profesor correcto.

De un ágil movimiento por parte de su varita ordenó su habitación, sus ánimos no eran buenos y lo último que quería era ordenar.

Salió de aquel oscuro pero elegante cuarto con sus libros en mano, caminaba solo por los silenciosos pasillos, las pisadas se oían. La nieve cubría los ventanales, la brisa congelaba su pálida piel.

 La nieve cubría los ventanales, la brisa congelaba su pálida piel

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Luego de tener ciertas clases era hora del almuerzo, el rico aroma a comida hecha se olía a distancia. Las largas mesas cubiertas de exquisita comida y repletas de alumnos de las distintas casas se veían.

Harry y Ginny ya se encontraban allí, conversando alegremente y comiendo un rico platillo. Por otra parte Ron y Hermione decidieron ir a comer al lago, tener un tiempo a solas no le vendría mal a nadie. Pero mi vista se dirigió a un lado del gran comedor, su rubia cabellera resaltaba en la mesa de Slytherin, sentado en la punta de la larga mesa, alejado de todos. Solo.

Su mirada posada en su plato como si allí encontrara alguna respuesta.

Harry levantó su mano llamando mi atención, me dirigí a su lado pero mi vista seguía en él, ¿Qué le ocurría? No lo sé.

𝑃𝐸𝑅𝐷𝑂́𝑁𝐴𝑀𝐸 - terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora