09: mini maratón; 4/5

963 166 9
                                    

El propietario de la casa abría las puertas de esta misma con sumo cuidado, después de todo, había salido por la noche, sin avisar, y sus niños podrían no sólo despertarse, si no también preocuparse.

Una vez no vio indicios de que los niños se hayan levantado antes o ahora, dejó pasar al segundo héroe, con la silenciosa condición de que no hiciera ruido.

El dueño de la casa, una vez cerro las puertas de esta, fue directo a su alcoba, dejando al otro héroe en su sillón. Debía buscar un botiquín para poder ayudarlo.

Mientras tanto, Willy se mantuvo sentado en el sillón, manteniendo su mano en su cabeza para que no se desangrara más. Realmente sospechaba que la herida no era grave, pues aún no se sentía mareado por pérdida de sangre, o quizá simplemente se acostumbro a las heridas después de tantas batallas.

Aquello le saco una pequeña sonrisa, pequeña y nostálgica, cargada de todo tipo de recuerdos. Antes de que logrará sumirse más en estos, el dueño de la casa en la que estaba llegó con un botiquín de primeros auxilios.

Willy, necesito que sueltes tu cabeza para poder desinfectar la herida —, apenas fue un susurro, puesto que el castaño no quería despertar a los niños. Sin embargo, a pesar de que la voz del otro chico apenas se escucho, el albino logro comprender a la perfección, retirando su mano de su cabeza y apretando su boca. Sabía que lo que venía dolería.

Una vez Luzu paso con sumo cuidado un algodón con alcohol en su herida Willy mordió su labio inferior, reprimiendo un gritito de dolor. Luzu sabía que aquello dolía, cientos de veces había pasado ese procedimiento, así como todos los héroes en Karmaland realmente, pero aún así no se detuvo. Era un dolor necesario, y sabía que su menor lo entendería.

¡Vete, él es nuestro nuevo papi!Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu