Capítulo 35

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—¡Oh, Dios mío!

Cuando la persona que la apoyaba desapareció, Katrina cayó de nuevo en la arena.

—¿Lysian? —Lestia se sorprendió por la extraña apariencia de Lysian. Era la primera vez que lo veía tan avergonzado.

—...Te responderé más tarde—dijo Lysian, luego se dio la vuelta y desapareció.

—Katrina, ¿qué le dijiste a Lysian? —preguntó Lestia de nuevo, apoyando a Katrina en la arena.

—¿Eh? ¿Ese chico era Lysian? ¿El cuarto hermano Berchester? Mmm~. Ya veo—Katrina, sin embargo, sólo intentaba evitar responder las preguntas de Lestia.

Poco después, Gerard apareció en la playa.

—Escuché que fue Lysian quien se cayó—Gerard, quien en algunas situaciones insistía en llevar un uniforme perfecto, ahora sólo llevaba un fino abrigo.

Tan pronto como escuchó la noticia, parecía haberse precipitado.

—Duque, siento haberlo molestado. Fue mi error pensar que era Lysian quien se derrumbó. La persona que estaba...—murmuró Lestia, sin embargo, la conversación no continuó porque Katrina corrió a los brazos de Gerard.

—¡Ah! ¡Gerard! ¡Cuánto tiempo sin verte!

—Katrina.

Katrina, que colgaba del cuello de Gerard estaba tan viva como una flor recién florecida.

Era completamente diferente a la persona que estaba acostada en la playa con sonidos quejumbrosos, pero Gerard no recibió a Katrina con el mismo entusiasmo.

—Usaste una magia de movimiento—dijo Gerard como palabras de bienvenida.

La diferencia de temperatura entre los dos era tan grande que a Lestia le daba vergüenza mirar.

Pero Katrina no cedió en absoluto.

—Por supuesto. Si me llamaste. ¿No tenía que estar aquí pronto? La magia de movimiento es peligrosa porque es inestable, pero puedo correr ese riesgo por ti—Katrina miró a Gerard como un cachorro esperando elogios.

Sin embargo, Gerard no dijo ni una palabra cálida y Katrina se quejó.

—Oh. Sí quiero complacerte tendré que hacer lo que me digas. Entonces, veamos—luego se giró para mirar a Lestia.

Los ojos de ópalo con un enfoque borroso se dirigieron de nuevo a la niña peliblanca de ojos grises.

—¿Gerard, es esta niña que vino a mí, la hermana menor de la que me hablaste?

—Sí.

—Entonces lo comprobaré de inmediato—Katrina se acercó a Lestia, la tomó por los hombros y fijó su mirada en ella.

Lestia vaciló y dio un paso atrás.

—Oh, pequeña, no tengas miedo. De ahora en adelante, te diré la verdad sobre lo que te da curiosidad.

—¿La verdad...?

—Sí. Ahora, hazme una pregunta. Entonces mi magia te dirá si es verdad o mentira.

Lestia miró a Katrina, parpadeando sus grandes ojos como si fuera difícil de entender.

—Es simple. La verdad es cuando mis ojos se ponen verdes a tu pregunta. Si se vuelven rojos, es una mentira—explicó Katrina.

Ese era el poder mágico de la familia Rockvest.

<Es algo que leí en un libro, pero es asombroso>

La chica peliblanca que lee libros y tiene hermanos chidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora