Se nos da bien odiarnos | Supercorp (Kara G¡P)

Capítulo 23

Al día siguiente Kara se encontraba en la cafetería junto a Winn. Esta mañana su hermana le hizo el favor de acercarla al instituto porque su coche no quiso arrancar y, de paso, le comentó alegremente sobre Lucy, no pudiéndose aguantar las ganas. Siempre le contaba todo a excepción de las cosas que sucedió con Lena; solo que ahora se llevaba mejor con ella.

No lo hizo porque no quería escuchar sus burlas de: "te lo dije", "ya sabía yo...", o algo como "anda que engancharte a esa mujer" y sus derivados. Además, seguramente a Lena tampoco le haría gracia que comentasen algo sobre ellas y, sabiendo que le cuenta todo a Sam, aseguró que llegaría a los oídos de Ruby y no quería que expandiese un rumor de cómo es que de un momento a otro surgió esos sentimientos si anteriormente se odiaban. Prefirió guardar la humillación para ella misma y dejarlo pasar.

Y ahora estaba junto a Winn comentándole con ilusión la existencia de Lucy. El chico obviamente se alegró por ella, pero también le aconsejó ir despacio porque nunca se sabe. No quería verla sufrir de nuevo y ya bastante había pasado, pero la rubia le aseguró que le dio la sensación de que sería diferente y que todo iría bien.

Después de tocar el timbre, Kara acompañó a su mejor amigo a coger sus cosas para la siguiente clase ya que ella tomaba su descanso. Nada más entrar, su teléfono vibró y una sonrisa boba apareció en su rostro haciendo suspirar a Winn, aunque casi se echó a reír de lo transparente que era su amiga porque no hacía falta decir ni pío para ver de quien se trataba. Ni siquiera saludó a la única que estaba ahí porque se enganchó a los mensajes enseguida.

—¿Y a esta qué le pasa? —preguntó Lena al mirar a la rubia tan contenta, llamando la atención del hombre nada más parar a su lado.

—Que se ha enamorado —bromeó cambiando los libros y la pelinegra frunció mucho el ceño.

—¿Del móvil? ¿A Kara le va esas cosas? —miró a la rubia que se sentaba frente a ella sin hacerles ningún tipo de caso.

—¿Sabes? Aunque lo digas con esa ironía pienso que eres graciosa —se sinceró echándose a reír y Lena alzó la ceja.

—Winn, te lo digo en serio. No sé a qué te refieres cuando dices que se ha enamorado... —apretó los labios sin comprender, sin parar de observar los gestos adorables y tiernos de Kara.

Por su rostro feliz no tenía sentido de que le hubiese contado sobre sus sentimientos que tenía hacia ella porque obviamente le había rechazado y, aunque estaba en su derecho desahogarse, no creyó que la rubia contase nada después de todo lo que han pasado juntas, más cuando le dijo repetidas veces que lo olvidase, que no se repetiría o que no insistiese y menos cuando ahora eran amigas. Así que realmente no tenía sentido alguno.

—Oh... Es verdad... No erais ni compañeras en ese momento como para contaros cosas —hizo una mueca viendo como su mejor amiga escribía sin parar y sin levantar la vista, ignorándolos completamente—. Supongo que te lo comentará ahora con detalles, pero te adelantaré algo porque veo que va a tardar y no me importa llegar cinco minutos tarde a mi clase —se acercó a ella, apoyándose en la mesa y Lena se recostó en el asiento para escucharlo—. ¿Te acuerdas cuando fuisteis al bar del hotel? —preguntó Winn con una sonrisa ladina y la pelinegra asintió con la cabeza—. Me contó que tú llegaste un rato después y os tomasteis una copa antes de idos a dormir. Pues antes de que tú aparecieras, había ligado con una mujer y este sábado tiene una cita con ella.

—Espera, ¿qué...? Pero si ayer... —cuestionó atónita en un susurro al escuchar esas palabras, sin poder emitir ningún sonido más cuando miró nuevamente a Kara.

—Lo más gracioso es que anoche, cuando Lucy llamó a mitad de la noche para hablar con ella, casi le colgó porque no la tenía guardada y se creía que era una broma telefónica —prosiguió Winn soltando una pequeña risa entre que se erguía para coger su maletín.