Día 5: El arma secreta.

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Todo parecía ir como debía, incluso Giorno estaba ya terminando la carrera de biología y pensando en el doctorado. Bucciarati llevaba una semana preparando, tras mucho darle vueltas, la mejor pedida de mano que podía pensar. Por fin tanta película romántica iba a servirle en la vida real. Había preparado un montón de ayudantes para que a la salida del restaurante comenzase a caerles una lluvia falsa encima, sacar el paraguas para taparle la vista y que cuando lo cerrase repentinamente aparecerían un montón de figurantes con carteles que formarían un "¿quieres casarte conmigo?" mientras él se arrodillaba. Si no hubiera sido por la llamada de la Fundación Speedwagon habría sido así, claro. 

Alguien había disparado a Jotaro Kujo después de arrestar a su hija para atraerle, y todo pintaba muy mal. Giorno se llevó al mejor investigador de Passione y a Bucciarati porque, literalmente, no iba a dejarlos a los dos porque recordaba lo que había pasado la última vez que dejo a Abbacchio sólo en una misión, gracias. 

Las cosas estaban raras, extremadamente y en movimiento cuando llegaron. Al final se vieron salvando el mundo, con 3 hermanos nuevos para Giorno de los que tendría que hacerse cargo y con un inesperado tutor para su tesis doctoral.

Viendo lo cerca que habían estado de perderlo todo otra vez, Bruno decidió pasar de lo estrafalario y simplemente decirle que quería casarse con él. Para sorpresa de absolutamente nadie Leone le había dicho ya que sí antes de terminar siquiera la pregunta. 

Como Abbacchio sabía que su futuro esposo era un romántico, y más al enterarse de la proposición frustrada, se empeñó en que iban a tener la boda de cuento de hadas que sabía que el moreno había soñado siempre. Giorno le dijo que desde luego insistía en pagarla y no quería que se escatimase en gastos. Después de saber más de su padre estaba aun más agradecido por el papel paternal que los dos habían ejercido con él. 

Lo que Giorno no contaba era que haber salvado el mundo dos veces iba a ser menos estresante que tener hermanos y hacer un doctorado. Claro, el doctor Kujo era muy bueno en su campo, pero también era estricto, lo había elegido por eso. Lo que no se esperaba es que lo fuese tanto. Estaba viendo que todos los preparativos de la boda, las fiestas y fechas de calendario eran incompatibles con Passione y el doctorado y que el doctor Kujo no parecía dispuesto a darle un respiro. 

A Bucciarati no le gustaba usar trucos sucios dentro de lo posible, sabía que era empezar y verse hasta el cuello antes de que se diera cuenta. Por suerte Abbacchio tenía un punto más bajo para ofrecer corrupción moral a otros y era una terrible influencia. Antes de darse cuenta se vieron en la cocina horneando un soborno, sabían que el doctor Kujo era incorruptible, pero tenía un punto débil. 

A la hora en la que sabían que el doctor no estaba se encontraron llamando a la puerta de la pequeña casa en la que estaba viviendo en Nápoles. La puerta se abrió y unos ojos verdes los recibieron con curiosidad.

-Anda, sois los padres de Giorno, ¿sabéis donde me he dejado la botella de agua? -preguntó felizmente F.F.- ¡Jolyne, han venido los padres de Giorno! ¿Sabes donde está mi botella de agua?

La debilidad de Jotaro Kujo apareció invitándoles a pasar y señalando a F.F. donde tenía otras tres a medio acabar. A Bruno Jolyne le caía bien, tenía todos los ingredientes para ser de su banda, ese pasado difícil, los problemas parentales, la calidez interior... A Abbacchio le caía bien porque al momento en el que Giorno le fue con sus aires de salvador dorado le puso en su sitio y le hizo seguirla como un colaborador más, los tenía muy bien puestos. Además, era una diva, habían pasado grandes ratos en Sephora a la vuelta.

Le contaron después de darle el dulce soborno el problema que estaban teniendo con su boda y los calendarios que imponía el doctor Kujo, Jolyne lo entendía, ella misma estaba agobiada con los estudios que había vuelto a emprender; pero por muy agobiada que estuviera ella, se podía imaginar lo que era hacer una tesis doctoral y más dirigida por su padre. Sabía que si no hubiese sido por el rubio habrían estado jodidos, es más, si no llega Bucciarati justo en ese momento y mete a F.F. en una cremallera habría muerto en ese lugar, les debía mucho. Y las galletas ayudaban. Conocían los horarios de Giorno y lo habían planeado para que llegasen a la universidad antes de que entrase. 

Bruabba week 2021Where stories live. Discover now