—Kara...

—No, en serio. Te juro que dejará de estar siempre de malhumor cuando vea que no se le va a caer la cara por sonreír un poquito —asintió contenta con una sonrisa tomando un sorbo de su café, pero frunció el ceño al ver a Nia—. ¿Qué pasa? —preguntó antes de volver a su taza para terminar el restante, pero no lo consiguió.

Un golpe seco en su espalda hizo que se derramase las últimas gotas hacia su camisa y la mesa. Tosió un poco y gruñó mirando hacia atrás, pero cerró la boca y tensó la mandíbula al ver que se trataba de Lena con una cara de pocos amigos. Tragó saliva, esperando las burlas dañinas o la ira Luthor y que por esto volviese todo a empezar como al principio. En cambio, ella volteó los ojos, inclinándose y acercándose a ella después de posar una mano en su hombro.

—Te dije que a los más idiotas les cuesta —comenzó con una sonrisa burlona y luego la miró, relajándose—, así que tendrás que esforzarte muchísimo —apretó los labios y Kara alzó las cejas, sonriente y aliviada.

—Eso es que tengo posibilidades —canturreó mirando a Nia que ella simplemente se quedó expectante, orgullosa de tener razón y sorprendida al ver la interacción de cerca porque claramente estaba yendo bien.

—No cantes victoria, Danvers —sacudió la cabeza irguiéndose, agitando la mano después y despidiéndose de ambas para pedirse un café.

—Tenía que escucharme cuando la "criticaba" y no cuando la elogiaba... Qué suerte la mía —se quejó con una sonrisa haciendo reír a su compañera—. Por cierto, Nia, ¿desde cuándo entiendes tanto a las personas? —preguntó sorprendida haciendo referencia a lo anterior—. Es decir, vale... Me ha roto la espalda, pero han acabado las clases y no ha sido tan... desagradable ni tan gruñona ni despreciable, ¿sabes? —cuestionó alegremente y Nia encogió de hombros con una sonrisa sabiendo a lo que se refería después de haberle contado algunas cosas. Segundos después hizo una mueca.

—Aunque ahora puede que la odies otra vez... —susurró su mejor amiga cogiendo su café para acabarlo antes de ir a clase.

—¿Por qué dices eso? —frunció el ceño mirando como Mike se acercaba para conversar con Lena.

—Porque ha manchado tu camisa favorita... —se mordió el labio levantándose entre que cogía sus cosas y Kara apartó la mirada para mirarse a sí misma.

—Vale... —respiró hondo reprimiendo un gruñido—. No es una razón para cargármela... Es solo una camisa, una prenda que se puede lavar con vinagre blanco... —suspiró la rubia intentando restarle importancia.

—Sí, pero es tu camisa favorita; la que te lo habías puesto para hoy porque luego ibas a comer con tu hermana a ese restaurante que tanto ansiabas después de tomarte este café —le recordó Nia y Kara la miró con los ojos entrecerrados.

—¿Estás intentando que me cabree con ella?

—No, para nada. Solo era una observación —hizo una mueca al ver la cara de su amiga—. Aunque confieso que te estoy poniendo a prueba y que de verdad estáis logrando ser amigas.

—Vale, te lo demostraré. Voy a ir a ella y le voy a decir amablemente que tenga cuidado la próxima vez.

Sin más, se levantó y se dirigió a ella. Nia se quedó observando desde la mesa, viendo a su amiga con una sonrisa puesta yendo hacia la pelinegra. Pero esa sonrisa duró unos segundos cuando llegó a sus pies y ambos profesores se rieron de Kara. La rubia, indignada, se cruzó de brazos y resopló señalando a Lena. Nia esperó el caos, pero, para sorpresa de todos, la pelinegra dejó la taza, marchándose y agitando la mano para que le siguiera mientras se despedían de Mike.

Se nos da bien odiarnos | Supercorp (Kara G¡P)Where stories live. Discover now