☦︎ шесть ☦︎

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Sonrió como no había sonreído en mucho tiempo.

Dos-kun.

Su Dos-kun llegaría pronto.

Se volteó con esa sonrisa de payaso de circo que tanto lo caracterizaba.

—¡DAMAS Y CABALLEROS! —hizo una exagerada reverencia— ¡NECESITO DE SU ATENCIÓN, POR FAVOR; EL SHOW COMENZARÁ DENTRO DE POCO; TOMEN ASIENTO POR FAVOR!

Prepararía el ambiente en lo que Dos-kun llegaba. De todas formas, eso es lo que mejor sabía hacer.

Todos los demás se acercaron a donde se encontraba él. Continuaban intercambiando regalos y sonrisas. Sonrisas que nunca esperó ver en su vida, y mucho menos, que fuesen dirigidas a él.

Se sentía indigno de ello.

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Después de unos minutos de viaje llegó a la ubicación antes dicha por el ucraniano. A lo lejos pudo distinguir su larga cabellera sobresalir entre las demás. Parecía eufórico. Eso lo hizo sentir un poco celoso pero decidió discutir eso en otro momento, o mejor dicho, otro día.

—Las cosas que hago por él. —dijo entre susurros sonriendo un poco al terminar la frase.

Llegó donde algunos miembros de la agencia y la mafia se habían reunido, inseguro realmente de qué estaba haciendo ahí.

—Vaya, vaya. Esto si que podría considerarse un milagro traído por la navidad —sonrió —. Las tres organizaciones que se batieron en duelo en esta mismísima ciudad reunidas aquí para celebrar Nochebuena. No os preocupéis. Vengo en son de paz y por petición de Nikolai.

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Internamente se sentía preocupado.

Dos-kun se estaba demorando más de lo usual, cosa que nunca pasaba.

¿Y si se había distraído en un bar metiéndose vodka hasta caer en coma etílico?

¿Y si se había distraído con un ratón en un callejón?

Puede ser.

Pero seguro que estaba comiendo dulce de leche, ese bocadillo que hacía que lo ignorara por horas hasta que se acabase.

—NECESITO QUE ME PRESTEN DE SU ATENCIÓN, GRACIAS —dijo, después de aclarar su garganta —. QUIERO DECIRLES UNAS PALABRAS.

Palabras que nunca llegaron, ya que fue interrumpido por una voz desde detrás de ellos.

—...vengo en son de paz y por petición de Nikolai.

Se quedó helado, literalmente, al escuchar su voz.

Esa voz que se podía comparar con las notas del mismísimo violonchelo que tocaba.

Se giró entusiasmado y se le lanzó encima.

—¡DOS-KUN! —lo abrazó eufórico —¡¡¡LLEGASTE!!! pensé que me habías dejado por un queso.

El ruso sintió un peso extra sobre su cuerpo y antes de lo previsto, ya estaba tumbado en el suelo. Correspondió como pudo debido a lo incómodo de la posición y dejó un tierno beso sobre la mejilla derecha del ucraniano.

Yes, it's YOU |☦︎| 𝙱𝚞𝚗𝚐𝚘 𝚂𝚝𝚛𝚊𝚢 𝙳𝚘𝚐𝚜 |☦︎| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora