☦︎ четыре ☦︎

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—Oh, mierda...

Chuuya se maldecía en baja voz al ver a qué sección había entrado el peliblanco. Este saltaba de alegría de lado a lado gritando como loco.

¿Y como no?

Si el contenido del lugar le hacía recordar su tierra natal:

Rusia.

Y...

Rusia + ushanka = Fyodor.

Fyodor + regalo = hormonas.

Hormonas + Gogol = descontrol y un futuro Dostoyevski haciendo un plan para sacarlo de la cárcel.

—¿¡Cómo pueden haber tantas opciones de ushankas si se ven todas iguales?! —formuló el pelirrojo confundido.

—NO LO ENTENDERÍAS, MAFIA-KUN —se lanzó sobre un maniquí para quitarle el gorro —. Son todas distintas, con un modelo único y peculiar. Ninguna es igual. La tela, los colores, las formas; cada una expresa algo único, la libertad de cada una —abrió los brazos señalando todo a su alrededor —. LA MADRE PATRIA ES PERFECTA —Chuuya juraría que el ucraniano estaba más que hablando con él, delirando —. Tú entras a una bodega de vinos y tienes una erección, yo solo con las Ushankas —«...y Dos-kun», agregó en su mente.

Sintió un escalofrío recorrer toda su columna vertebral hasta perderse en los pelos que subían por su nuca.

Un llamado.

Se giró. Ahí estaba. La ushanka perfecta.

Combinaba perfectamente con los ojos de Fyodor.

—Tiene que ser esa. —murmuró extasiado.

—¿Llevarás esa, payaso?

—Sí...

Su respuesta fue como un suspiro. Solo esperaba que al ruso le gustase tanto como a él.

Sintió una mano sobre su hombro.

—Seguro le encantará —Nakahara pareció leer su mente. Pero más que eso, le sorprendió que el mafioso llegase a la altura para tocarle el hombre. Ok, basta de chistes relacionados con la altura de Chuuya. Le sonrió —. Ahora ve a pagarla, a mí me quedan los regalos del desperdicio de vendajes, Ryūnosuke, el niño tigre y tú.

—¿M-mío? —el  corazón le dio un vuelco. Los únicos que le obsequian algo eran Sigma y su Jefe; y casi siempre era un calcetín, uno solo, ¡ni siquiera el par! Sonrió. Fue al mostrador a pagar el objeto y para que se lo envolvieran; eligió un papel de color lila con corazones negros, perfecto para la oscura alma del ruso. Cuando regresó vio la hora y se asustó —¡¡¡Tengo que irme, pero solo!!! —gritó apurado —. ¿Dónde puedo quedar con ustedes más tarde? Dime y arrastraré a Dos-kun con o sin su anemia.

Chuuya esbozó una sonrisa tímida. Se acomodó la coleta del cabello que le caía en el hombro izquierdo y habló:

—Yo me quedare unas horas más por aquí. Más tarde iré al lugar acordado para intercambiar los regalos. Ten cuidado, payaso; pueden hacer gatos rondando por ahí.

—¡¡¡Envíame un mensaje con la dirección!!! NO OLVIDÉIS~

Nikolai salió corriendo a no sé dónde después de gritar esto.

.

.

.

Gogol estaba sentado en un parque helándose hasta el ojo del...

En vez de estar temblando de frío por las bajas temperaturas de diciembre, se echó a reír a carcajadas. Era normal en cuanto tenía unos momentos libres, su mente divagase en varias cosas que no tenían nada que ver con lo que estaba ocurriendo. Como en ese momento, que acaba de recordar dos cosas:

Yes, it's YOU |☦︎| 𝙱𝚞𝚗𝚐𝚘 𝚂𝚝𝚛𝚊𝚢 𝙳𝚘𝚐𝚜 |☦︎| ©Where stories live. Discover now