6 | Una razón para quedarte

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OLIVER

Ver a Grace entre mis brazos mientras la sacaba del despacho hizo que algo dentro de mi sintiera temor por primera vez en mucho tiempo.

El coche me asfixia mientras conduzco y agarro con fuerza el volante. Desde el retrovisor diviso a Grace en los asientos traseros: pálida, sin esa sonrisa característica en ella y sin sus contestaciones altivas que me ponen de los nervios pero que me gustan.

Al llegar a urgencias salgo del coche y, con cuidado, saco a Grace en brazos y la llevo hasta una camilla cercana a la puerta. Los enfermeros no tardan en llevarla dentro y las noticias se hacen eternas una vez la pierdo de vista.

No sé cuanto tiempo tardan en llamarme y llevarme hasta la habitación en la que se encuentra Grace, pero de un momento a otro me encuentro a solas con ella. Dormida y con un aspecto que no me gusta nada acaricio su mejilla con cuidado y aparto un mechón de cabello de su rostro.

Si tan solo hubieses contestado a una de las llamadas que hice, solo una...

Al notar que empieza a despertar me aparto.

Recorre la habitación con clara confusión, y no es hasta que se intenta levantar que me digno en acercarme nuevamente.

—Ni se te ocurra moverte —le pido y me mira de arriba a abajo, confusa.

—¿Qué ha pasado?

Eso mismo me pregunto yo, ¿Qué está pasando? ¿Qué le está pasando?

Seguimos hablando e intento controlar las preguntas todo lo que puedo. Sin embargo, no es fácil. Creo que nada es fácil cuando se trata de ella y me jode bastante.

Nos quedamos callados cuando el doctor entra en la habitación y empieza a preguntarle sobre su alimentación. Me tenso al escuchar cada respuesta y cada cosa que responde el doctor hasta que le da la noticia: anemia. Tiene anemia.

Mantengo la compostura sin dejar ver el malestar que causa saber lo que le pasa. Firmo unos papeles antes de que se marche y me da el papel de una receta que Grace no tarda en intentar arrebatarme.

La muy necia pretende marcharse así sin más, como si su salud no importara lo más mínimo. Es ahí cuando pienso en una cosa.

Algo que sé que está mal, pero que igual quiero probar.

La llevo a casa. O más bien a mi casa.

El camino se hace largo y pesado debido al silencio que nos envuelve. Durante el trayecto me obligo a mirar al frente sin prestar atención a la chica que tengo al lado, pero cuesta.

Cuesta mucho no mirarla cuando es lo único que he querido hacer desde que nos volvimos a ver.

Entramos al piso, sus ojos recorren cada rincón y termina parada en medio del salón. La dejo ahí, observando lo que tiene a su alrededor y me marcho a la habitación para sacar el móvil y enviar un mensaje a la persona que sé podrá hacerme el favor que necesito.

[17:15] Oliver:

Finge ser mi novia o algo por el estilo.

Enviado.

Esperemos que no tarde mucho en... La notificación no tarda en iluminar la pantalla.

[17:15] Brielle: 

Obligada A Olvidarte © Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora