1 | Antes lo éramos todo. Ahora no somos nada.

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Buenaas y bienvenidos a esta nueva versión. Paso lista, digan "yo" si están listas para volver a sufrir <3

4 años después

—Entonces, ¿todo te va bien? —pregunta mi madre.

—Si, hoy tengo una entrevista de trabajo —comento alegre mientras mantengo el móvil entre el hombro y mi oreja para poder ponerme las botas.

—Seguro que sí, ya verás que todo irá fenomenal.

—Eso espero, pero dejemos de hablar de mí, y tú, ¿cómo estás?

—Todo bien cariño, desde que te fuiste —baja la voz— tu padre no es el mismo.

No es la primera vez que mi madre saca el tema de mi padre y, sinceramente, eso me molesta. Intenta por todos los medios que vuelva a casa, pero es algo que ni me planteo. Las amenazas me hicieron ver que no quería que mi vida fuese así.

Suspiro y pongo el manos libres.

—Bueno, ese no es asunto mío.

—Ya lo sé, pero pensé...

—No —la interrumpo decidida—. Lo siento mamá, ya no soy aquella niña a la que podía manipular a su antojo. Han pasado cuatro años, acéptalo.

Se queda en silencio mientras termino de vestirme.

—De acuerdo —se da por vencida—. Cambiando de tema, vi las fotos que me enviaste el otro día, sales muy guapa —noto como sonríe a través del altavoz.

—Necesitaba un cambio después de tanto tiempo.

—Pues te queda muy bien el cambio de color. Además, me dijiste que te cambiaste el apellido, ¿no es así?

—Sí, al tuyo de soltera —río.

—Así que Grace Abrams, me gusta.

—A mi me encanta, así no me verán como la hija del grandioso empresario Bruce Lexington.

Al pronunciar su nombre el silencio se apodera de la llamada. Respiro hondo mientras intento mantener la calma cuando pronuncia:

—Sabes que te quiere, ¿verdad?

—Mamá, si me quisiera no me hubiera hecho daño.

—Grace él solo quería cuidarte. Él veía por ti. Sentía que merecías algo mejor que... —le interrumpo de inmediato. No puedo volver al pasado.

—No quiero hablar de ello —suspiro deshaciéndome de la ligera opresión en el pecho—. Será mejor que me vaya cuanto antes. Cuídate, te enviaré un mensaje cuando me den una respuesta.

—Mucha suerte, Grace. Conseguirás el puesto, estoy convencida. Te quiero.

—Gracias mamá.

El tono de llamada finalizada no tarda en hacerse presente. Guardo el móvil en el bolso y salgo para llegar a tiempo a la entrevista. Estiro el brazo cuando veo un taxi y subo.

El día que me fui de casa supe que nada sería fácil. Mi padre complicaba todo, arruinaba cada entrevista de trabajo que tenía. Tenía demasiados contactos. La rabia que sentí cuando me enteré, hizo que acabase yendo a casa a reclamarle. 

Lo peor vino después.

Un día llegó una carta de sus abogados donde decía que debía devolverle medio millón de dólares. Según él era lo mínimo que le debía por haberme marchado de casa.

Mi propio padre me estaba arruinando la vida, de nuevo. A día de hoy aún le debo la mitad y es por eso por lo que necesito el trabajo, para poder ser totalmente libre. Conseguí uno que iba compaginando con los estudios, aunque acabé muy desgastada, física y mentalmente.

Obligada A Olvidarte © Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora