- 𝙲 𝚄 𝙰 𝚃 𝚁 𝙾 -

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— ¿Deberíamos hacer algo por año nuevo? — preguntó Sunoo.

Todos estaban en casa, cada uno realizando su respectiva labor de limpieza, solían dividirse las tareas de la casa entre todos para acabar pronto y no tener problemas. Sunoo está ordenando lo que era todo lo referente a accesorios y maquillaje, en la misma habitación se encontraba Jake ordenando de la ropa de los miembros.

— Estoy cansando — dijo Sunghoon que recogía la sala de estar.

Tenía menos del mes de su debut, habían tenido bastantes actividades en las últimas semanas, sin mencionar que la semana entrante entrarían a las grabaciones del concierto que daría la empresa por fin de año junto a los otros grupos pertenecientes. Sin duda, los mantenían llenos de actividades.

— ¿Un maratón de series? ¿Películas? ¿Anime? — Dijo el mayor de todos desde la habitación.

— Sí, y que Jay invite a su novia — dijo el líder que lavaba los platos.

El mencionado que estaba ahí mismo en la cocina, lo volteó a ver con una mirada realmente seria, mientras se escuchaba las risas de los otros miembros. Jungwon rió mientras acomodaba los platos para secarse. Las bromas entorno a Jay y su amiga a la que nadie conocía eran pan de cada día, Jungwon era quién parecía disfrutar mucho el molestarlo con ese tema, por lo que cualquier oportunidad era bueno para meterla.

Quizás y era porque estaba seguro que el rubio no le haría nada, era ya más asuntos de confianza, amistad. Y aunque pareciera molestarlo, Jay en el fondo también lo disfrutaba, era una forma de relajarse entre sus apretadas agendas y de alguna manera, agradecía que le recordará de aquella chica, pues por lo ajetreado que eran sus días, había ocasiones en las que ni siquiera podía pensarla.

— No es mi novia — volvió a aclarar por enésima vez en los últimos días.

— Pero quieres que lo sea — dijo el japonés asomándose de manera breve en la cocina para luego irse al baño a limpiar.

Jay no pudo evitar sonreír de manera tímida, sus labios se habían curvado ligeramente mientras bajaba la vista apenado, sus mejillas comenzaron a arder. Negó con la cabeza.

— No, es solo una amiga — mintió — Quizás la invite.

Volvió a sonreír de manera tonta continuando con el secar de los platos.

Haneul jamás llegó ese día.

Quiso aparentar que no le importa mientras con sus compañeros pasaban el rato en juegos, llenos de risas y bromas. Estuvo toda la tarde viendo la puerta de la entrada esperando que el timbre sonará indicando la llegada de su amiga, pero jamás ocurrió, las horas fueron pasando, y con ellas, Jay se fue haciendo la idea de que había sido plantando, haciéndose el tonto cada que alguno de los miembros preguntaba por la ausencia de su amiga.

Estaba molesto, cuando todos fueron a dormir el permaneció en su litera despierto un buen rato, pensando en que no había llegado nunca, y jamás hizo algo por informar de que faltaría. Rodó hacía un lado, quedando su vista hacia la pared, ella no era así, nunca antes, en todos sus años de amistad ella le había dejando esperando, no era propio de ella.

Suspiró con pesadez volviendo a girar, notó como Sunghoon se removió en su cama, pensó que su constante movimiento quizás lo había despertado, pero su compañero siguió durmiendo. Volvió a girar por enésima vez en la noche, tomo su celular dándose cuenta que pasaban de las tres de la madrugada y él sin poder dormir.

Agotado, se levantó de su cama saliendo de la habitación de manera sigilosa. Se dirigió al closet tomando una sudadera grande y una gorra, se colocó unos zapatos y salió de casa para tomar un poco de aire, y quizás lograr poder dormir al regresar.

La noche era tranquila, el frío golpeó fuertemente contra su cuerpo, pero poco le importa, siguió con su paseo nocturno observando de lo desolada que lucía el lugar a altas horas de la noche, podía caminar con más tranquilidad sin temer el ser reconocido por algún trancitante. Quizás daría podría acostumbrarse a más paseos nocturnos.

Sonrió cortamente ante la paz que esto le generaba, hasta que frenó en seco borrándose su sonrisa por completo. Titubeó en sí dar media vuelta y regresar o el continuar, resignado, terminó avanzando hacia el árbol en donde su amiga están sentada con las piernas pegadas a su pecho.

— Hey — saludó seco.

Le parecía sumamente curioso el encontrase con ella a estas horas de la noche. Quizás el destino quería siempre juntarlos en el río Han, sin embargo, eso no quitaba lo curioso y un tanto sospechoso el topársela. Jay seguía molesto.

— Hola — alzó su cabeza un poco saludando en un tono muy bajo.

El rubio se terminó por arrodillar para quedar a su altura, la observó detenidamente, ella había vuelto a ocultar su rostro entre sus rodillas.

— ¿Qué haces aquí?

Giró a él, sus ojos estaban rojos e hinchados, supuso que había llorando por un buen rato, estaba pálida, con un aspecto débil, sus ojos ya no tenían aquel brillo tan característico suyo.

— Mamá peleó conmigo — comenzó a decir — Dijo que por mí se cansó con papá y que fui un error. Lamento haberte dejado plantado, Jay.

El chico chasqueó la lengua, ¿Por qué cada que contaba de sus problemas familiares terminaba disculpándose? No tenía sentido, eran asuntos que no podían estar bajo su control. Pensó que él debería ser quién se disculpé por enojarse con ella.

— Está bien, no es culpa tuya — dijo.

— Jay, sé que estás molesto, te he fallado ya dos veces... Y quizás lo siga haciendo, yo no creo poder...

Dejó de hablar en cuanto el rubio se abalazó a abrazarla con fuerza.

Se quedó estática.

Aquel abrazo había sido completamente inesperado, ni el mismo Jay sabía el por qué había corrido a hacerlo, su cuerpo se había movido por mera inercia hacía ella. Heneul parpadeó un par de veces, era real aquello, temblorosa, sus brazos rodearon la espalda del joven aún con duda, cerró sus ojos disfrutando de aquel contacto.

— No digas nada más — pidió Jay con su voz más grave de lo normal.

La chica asintió sin apartarse de él, sentía que en cualquier momento lloraría. Era tan agradable, tan hogareña el calor de Jay envolviendo su frío cuerpo. Sonrió con nostalgia enterrando su cabeza en el hombro del chico, buscaba de su calor, al menos en ese momento. El rubio acarició su cabeza de parte posterior con gran cuidado, dulce.

— Lo siento — volvió a repetir.


𝐒𝚞n𝐬e𝚝 || 𝐉a𝚢 𝐏𝚊rk ✓Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu