That's life, go ahead and learn from it

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Es así como una señora de unos 50 años, iba a la casa y le enseñaba a Kakarotto todo con paciencia. Solía utilizar distintas técnicas más dinámicas y divertidas, para enseñarle al pequeño, él cuál había logrado adaptarse y le agradaba mucho Azami-san.

Ese rasgo también era saiyajino, éramos seres de acción, de usar nuestros cuerpos. Resolver problemas matemáticos y leer un libro, era algo que a muy pocos saiyajines les gustaba.

Fuera de eso, era un niño como cualquier otro en la tierra.

En el sector donde vivíamos, como era tan lejano de las ciudades, no había muchos niños y los pocos que vivían en las granjas vecinas, eran niños no tan fuertes, Kakarotto me decía que se aburría con ellos. Por eso, el menor jugaba con nosotros o sólo.

- ¡Vamos!, abramo los regalos -nos tira de nuestros brazos, intentando sacarnos de la cama.

- De acuerdo, de acuerdo, ya vamos cielo - Gine le besa las mejillas. El pequeño gorjea dichoso y con sus ojos brillantes.

Es así como nos levantamos todavía un poco somnolientos, pero divertidos con la energía de nuestro hijo.

-... Jeje, tranquilo Goku, no vayas a romper algo - al acercarnos, Gohan-san estaba intentando tranquilizar a nuestro monito.

El pequeño se rasca la cabeza, riéndose - lo siento, pero esperé toa la noche para eto - se acerca a la pila de regalos. Si todavía tuviera su cola, era obvio que estaría meneándola emocionado.

- Bueno, ¿cuál abrirás primero? - le sonríe Gine, sentándose a su lado. Resoplo divertido y aprovecho de hacerme un café.

- No sé .... umm, ¡ete! - comienza a abrir un paquete.

- Hey, primero tienes que ver de parte quién es - lo freno, antes que haga pedazos el papel. Este se detiene.

- Umm ... ¡es de mamá! - esta se ríe. Cuando termina de abrir el paquete, saca un conjunto de ropa - ¡es un traje! - lo extiende emocionado.

- Sí, con este traje, podrás entrenar y moverte con más libertad ... ¡y te vas a ver muy lindo! - le pellizca un poco fuerte las mejillas la morena, producto de su emoción materna.

- ¡Ay, mamá! - Kakarotto se soba la mejilla. Nos reímos.

Cuando mi hijo vuelve a extender la ropa, me doy cuenta que es un Gi azul, con una cinta blanca para amarrarlo en la cintura. Era un buen uniforme para moverse con libertad.

- ¿Cómo se dice Goku? - le sonríe el mayor.

- ¡Gracias mamá! - esta le sonríe.

Kakarotto rebusca y saca otro paquete -... ¡ete es por parte de papá! - le asiento, invitándolo a abrirlo.

Cuando lo logra, este mira confuso el regalo – es ... ¿qué es eto?, ¿un collar? - gira la cabeza, intentando entender.

Me río, señalándole afuera - ese collar debes ponérselo a lo que te está esperando afuera ...- este se queda quieto y luego comienza a sonreír ampliamente.

Corre afuera, lo seguimos. A un costado de la casa, amarrado donde lo había dejado ayer en la noche, se encontraba un cachorro de perro, quien al ver a Kakarotto, voltea la cabeza, curioso.

- ¿¡Es pa mí!?- asiento.

- Parece que era un perro salvaje - hago una mueca - a su madre la atacó un animal más grande y el cachorro quedó solo. Lo encontré ayer cerca de los cultivos ... ¿quieres cuidarlo? - Kakarotto asiente emocionado.

- ¡Sí! - se acerca al pequeño animal y con cuidado, le extiende la mano - tranquilo, ya no estarás solo. Serás parte de nuestra familia -le sonríe el pequeño.

A different pathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora