"Luego de haberlo visto en las visiones, sabía el destino del planeta Vegeta, vi morir a mis camaradas, su sangre muy presente en mi bandana. ¿Me quedo a pelear...?, ¿o busco un camino distinto?, ¿estoy mancillando mi honor de Saiyajin o estoy siend...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Bardock
- ¡WUAA!, ¡WAA! - abro los ojos que siento que me llegan a arder. Al echar un vistazo a nuestro lado, puedo ver como Kakarotto llora y se remueve en su cuna.
Gruño harto y me tapo la cabeza con mi almohada - Gine, cállalo - exijo, pero al instante, siento como esta me manda una patada.
- ¡Eres un bruto!, yo también estoy cansada, ¡te toca a ti! - siento un tick en el ojo, pero Gine se da la vuelta en su lado de la cama y eso es todo, no me dice nada más.
Vuelvo a gruñir, pero sus lloros continúan y no los soporto, así que me levanto y me acerco al menor.
Al tomarlo de las axilas, este se remueve incómodo. Lo miro resentido, este parece mirarme como diciendo, "¿qué culpa tengo yo?, en algún lado tengo que cagar", vuelvo a exhalar.
- Ahora si estoy cayendo bajo, hablando e imaginando que el bebé habla - susurro en la oscuridad del cuarto.
- Igual te entiende, es bueno que le hables - comienza Gine, su voz medio ahogada por la almohada.
Siento otro tick en el ojo - disculpa, este es un momento privado, tú no quisiste asistir - le devuelvo.
Esta ahoga su risita en la almohada - de acuerdo, no los molesto más .... sólo asegúrate de luego echarle crema donde se roza con su pañal, como nos enseñó Gohan-san - vuelvo a sentir otro tick en el ojo.
Le echo una mirada resentida, pero luego suspirando, me acerco al mueble para mudar al menor.
El pequeño ya no llora, pero me mira exigente. Es extraño, pero podía imaginarme muy bien lo que me trasmitían sus ojitos, "ya apúrate, libérame rápido de esta incomodidad de pañal sucio", no puedo evitar resoplar divertido.
-Mira lo que haces, estás dejando mi orgullo Saiyajin por los suelos - comienzo a abrirle las aletas del pañal y a sacárselo. No puedo evitar hacer una mueca cuando me llega la peste de sus necesidades.
Quien iba a imaginar todo el trabajo que había detrás de la crianza de un bebé, la cápsula de crianza realmente nos libraba de muchas dificultades.
No tener que alimentarlo y cambiarlo cada tres horas, que era el plazo donde el menor comenzaba a llorar.
En las últimas semanas, habíamos tenido que aprender bastante sobre la crianza de nuestro hijo, conocimientos que nunca nos habían impartido, porque luego que los pequeños salían de las cápsulas de crecimiento, ya eran niños de 3 años aproximadamente.
Por lo tanto, no había que estar cambiándole los pañales, con una rápida lección de cómo ir al baño, ya estábamos listos, porque ya tenían la facultad cognitiva suficiente para aprender y retener dicha enseñanza.
Luego de eso, tampoco era momento de juegos y mimos, no, eran enviados a la academia de jóvenes cadetes o sólo se les mandaba a planetas lejanos y débiles. Ese iba a ser el destino de Kakarotto, pero ahora estábamos con él, aprendiendo a cuidarlo y criarlo, y tenía que admitir que era un gran desafío.