Capítulo 10 👑

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Declan me miró con una sonrisa somnolienta y engreída. Inmediatamente me sentí enferma del estómago. No debí mostrarme vulnerable ni desesperada. Él creería que después de anoche tendría poder sobre mí. Idiota. Tuvo el honor de follarme y no volvería a repetirse. Jamás.

—Te daré mi cuenta bancaria y espero el dinero hoy mismo—respondí—. Quiero el doble con intereses por los daños ocasionados.

Llevó el cigarro a sus labios y le dio una larga calada. Estaba casi desnudo a excepción de la delgada toalla envuelta alrededor de sus caderas. Su cabello castaño rojizo goteaba por la ducha que tomó mientras dormía. Hice una mueca cuando vi los tres condones tirados en el suelo.

Muy bien, Alayna.

—No era parte del trato, pero está bien. Me parece justo porque ahora deberás lidiar con otros problemas—suspiró—. Lamento los inconvenientes.

—¿Lo lamentas? Ahórrate tus falsas disculpas que no me creo nada de ti. Irina ahora es mi problema.

—En caso de que ella intente algo también es nuestro problema—murmuró—. Tú eres la menor de sus preocupaciones. Su asunto con Derek es más serio de lo que crees.

Arqueé una ceja.

—¿Quién es Irina exactamente en la vida de ambos?

Se rió.

—¿En la mía? No significa nada, pero su historia con Derek no me concierne a mí decírtelo.

—¿No te concierne? Si no viene por mí irá por Eloise. Quiero saber absolutamente todo de ella.

Me agarró por la barbilla y me forzó a mirarlo.

—Tu amiga está a salvo—aseguró—. Tienes mi palabra.

Aparté su mano de golpe.

—Tu palabra no significa para mí.

Me puse de pie con las sábanas envueltas alrededor de mi cuerpo y busqué mi ropa. Aunque no tuve ninguna suerte de encontrarlo. Mi vestido había sido destrozado y mi tanga fue guardada por Declan. Mierda. Necesitaba tomarme una ducha desesperadamente porque apestaba a él y lo odiaba.

—No tienes muchas opciones, Alayna.

Una sonrisa fría asomó mis labios. Sus ojos verdes hicieron un gran esfuerzo para no observar mi cuerpo.

—Siempre encuentro una opción, Declan—dije—. Quiero el dinero en mi cuenta y olvídate de mi existencia. Lo que sucedió anoche fue un momento de debilidad, no volverá a repetirse.

Se frotó el labio.

—Qué lástima porque yo disfruté cada segundo de ello—sonrió—. Estoy seguro de que tú también. Gritaste mi nombre hasta que no pudiste soportarlo y te desmayaste.

Apreté la sábana alrededor de mi cuerpo.

—Mi cuerpo estaba agotado por la caída. No te sientas especial.

Sacudió la cabeza.

—Qué orgullosa.

—La arrogancia solo es atractiva en algunas personas —Le guiñé un ojo—. Yo, por ejemplo.

Me moví a través de la habitación, dirigiéndome a la puerta. Declan sostuvo mi codo.

—No tienes que irte tan rápido, puedes tomarte un descanso hasta que tu cuerpo sane. No estás en condiciones de viajar.

—Estoy en condiciones de romper tu pescuezo, no creas ni por un segundo que soy débil.

Le di un fuerte puñetazo en el pecho para demostrar mi punto, Declan hizo una mueca. Un camión podía pasarme encima y yo seguiría intacta. Lo que sucedió anoche no me detendría. ¿Quedarme aquí otro día? Ya no toleraba su presencia y debía resolver algunos asuntos por mi cuenta.

El Rey Oscuro [En Librerías]Where stories live. Discover now