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Y ahora, demasiado tarde. El zapato que ella juró volver a buscar, y él devolver. Se quedó allí, donde un barrendero de la actualidad lo encontró. Lo tiró a una basura, y quien sabe, quizá entre toda la mierda, entre lo que proporciona la sociedad y lo que somos, el zapato llegue algún día a los pies de una Cenicienta, o a la caja que un día la envolvió, y con mucha suerte. Quizá es capaz de tocar alguna extremidad de plástico que ella en su momento tenía. 

Pero esto lo he supuesto yo.

Porque la verdadera historia, la que cuentan todas esas niñas que tienen las princesas de plástico en casa. Ellas siempre contarán la verdadera historia, la que personas como yo han dejado de creer.

Goodbye DarlingWhere stories live. Discover now