En el camino luce serio pero rezonga cuando lo toqueteo y beso su cuello. Acaricio su entrepierna sobre su pantalón y me da unos manotazos. Lo zarandeo para meterlo a mis brazos y maldice. Le he dicho que coopere pero joder, que trabajo le cuesta hacerme caso. Le recuerdo que debe portarse bien con su macho y me suelta sus palabrotas que ahora ya sé dónde las ha cogido. Seguro Jake es una mala influencia.

Llegamos a casa de su señor padre y cuando bajamos me sorprende que tome mi mano así nada más.

—Ni se le ocurra decir nada porque le pateo las pelotas—masculla algo enojado. Me hace reír y le sigo la corriente. No lo suelto, reafirmo el agarre en su mano y le doy un besito por la oreja para que me suelte unos insultos más. Llegamos a la puerta y suspira profundo con la preocupación invadiéndole el rostro.

— ¿Tanto trabajo te cuesta fingir que me amas?

—Usted no es mi problema. El que este mi padre enojado conmigo, ese si es un problema grande para mí. No sea chulo pedazo de baboso. No, baboso completo y grande.

Y toca la puerta. Le digo lo que quiero hacerle en mi cama y me da un codazo. Le digo que me excita verlo enojado y me insulta. Ya quiero regresar a casa y joderlo rico y duro.

La puerta se abre y su padre nos recibe de muy mal gesto.

— ¿Qué haces aquí Henry? Creo que fui muy claro anoche contigo respecto a lo avergonzado que estoy con lo que hiciste.

—Papá, déjame explicarte como estuvieron las cosas. Anoche no me dejaste decirte y...

—Lo hemos arreglado señor Miller, al parecer fue un malentendido de mi pequeño tesoro. Estoy aquí para disculparme con usted por mi arrebato de anoche. Estaba muy enojado pero mi bebe me ha explicado como estuvieron las cosas—intervengo cuando veo que Henry comenzara a llorar y el señor Miller mantiene su postura muy enojado. Sigo insistiendo con el hombre que no deja de ver a Henry que ya ha comenzado a llorar. Se desmorona, no lo soporta y lo mete a sus brazos. 

Lo ama y no podría estar enojado con su hijo. Ambos se sumen en ese abrazo para pedirse perdón y entramos a la casa. Los veo ir a la cocina cuchicheando no se que y yo solo me quedo husmeando por la sala un rato. Hay fotos de Henry por todos lados, cosa que no había notado antes pues no había puesto atención a ello la última vez que estuve en su casa. Era tan lindo ya desde chiquito. En la mayoría esta con su padre a las risas.

Ambos regresan de la cocina y Henry me abraza así sin más. Su padre nos invita a desayunar pero yo expreso haber desayunado en casa. Su retoño si salta que muere de hambre y el señor Miller se va a la cocina a buscarle desayuno. Solos ahora, lo envuelvo con mis brazos para restregarlo contra el mueble del televisor y besuquear su cuello. Quiero joderlo y tengo muchas ganas.

—Con un demonio suélteme. Mi padre puede ver.

—No me importa. Se supone que me amas y hemos arreglado todo, lindura—muerdo su mandíbula y me da un fuerte puñetazo en el brazo. Me empuja y se lleva la mano a la mordida.

— ¡¿Qué rayos le sucede?! ¡Eso dolió desgraciado estúpido!

—Quiero comerte Henry.

—Lo que se va a comer va a ser un sartenazo que coja de la cocina y se lo receto en la frente. Compórtese que estamos en casa de mi papá. Respete.

Y se va a la cocina sobándose la mordida que seguro se le pintara en color. Cuando se va le receto una buena nalgada a su bonito culo que jodere mas tarde.

—Qué rico aprieta ahí.

— ¡Maldito pendejo!—grita y da un brinco. Molestarlo es tan divertido. Me encanta verlo enojado. —No se pase, hablo en serio.

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