Capítulo 17."Una oportunidad."

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  • Dedicado a el gatito ♥
                                    

Holaaa! Siento el retrasoo, aquí os dejo el capítulo, espero que os guste, esto se vuelve interesanteee! Así que os dejo que leáis y no os olvidéis de VOTAR Y COMENTAR ;)

Ah,Y GRACIAS POR ESOS DOS MILLONES DE LECTURAS QUE PROBABLEMENTE CONSIGAMOS HOY, NO CONSEGUIRÍA ESTO SIN VOSOTRAS Y, COMO SIEMPRE DIGO, ESTE LIBRO NO HABRÍA LLEGADO HASTA AQUÍ DE NO SER PORQUE VOSOTRAS HABEÍS ESTADO APOYANDOME DESDE EL PRIMER CAPÍTULO.

GRACIAS.

♥♥♥♥♥♥♥

El sexo de reconciliación resultaba ser mejor que tener fantasías con Matt Bomer.

No había tenido muchas posibilidades de probarlo... El sexo de reconciliación, claro. Pocas veces me enfadaba y luego quería darle mambo al cuerpo, pero claro, mi novio era un espagueti estúpido y con menos sex-appeal que un piedra rota, no Jace Cardovani.

En ese momento, totalmente saciada y con un hombre mimoso e increíble enredado en mi no podía estar más feliz de haberme enfadado así.

-¿Quieres volver a discutir?- Bromeé.

-Sin duda, pero que la próxima vez sea por el tipo de helado que queremos tomar, por favor.- Rió él en consecuencia justo antes, y justo después, de darme un beso en la mejilla.-

Me habría girado y habría besado sus labios, pero mi cuerpo estaba rendido y no sería capaz de quitar la pierna de Jace que descasaba sobre mi haciéndome sentir un reconfortante peso, así que simplemente pegue más mi espalda a su pecho, dejé que respirase en mi nuca, que sus suaves y finos dedos trazasen mi piel y que con sus leves susurros me entregase a Morfeo.

A la mañana siguiente no me despertó con un buenos días sino con millones de besos siendo repartidos por mi cuerpo de manera suave y dulce , trazando deliciosas líneas abstractas que parecían querer decirme lo maravilloso que mi cuerpo podía llegar a ser.

-¿Has dormido bien?

-Mnnh...- Fue lo único que quise responder. Estaba completamente a gusto y no quería que nada cambiase eso, ni siquiera una hermosa palabra.

Jace dejó de besar el borde de mi estomago para subir sus abrazos y encerrarme en ellos completamente. Me encantaba la manera en la que mi cara podía encontrar el lugar en su pecho en el que podía perfectamente encajar en apenas unos segundos, como si fuesen dos imanes opuestos que se atraían el uno al otro hasta el punto de que encajaban como una pieza maestra.

-Quiero que vuelvas a casa, Grecia.

¿Volver a casa? Mi cuerpo se tensó como la cuerda de una guitarra a punto de romperse, sabía a qué se refería con volver a casa. Volver a SU casa. ¿Estaría preparada? No, no lo estaba, pero aún así...¿Lo haría?

-No sé si...

-Por favor. Fui un idiota, lo sé y lo siento, pero de verdad te necesito conmigo, no sabes lo horrible que ha sido no saber que hacías o si estabas bien, puede que lleves a mi hijo contigo, Grecia; bueno... todavía no lo sabemos pero eso no va a evitar que sienta que es mi deber cuidaros.

-Sabes que en el trabajo deben de sospechar, si es que no están al cien por cien seguros, y si se enteran de que vivo contigo ya será la gota que colme en vaso.

-¿Por qué? ¿Por qué vivo con alguien que trabaja para mí? ¡Vamos Grecia, no es para tanto! Vamos a tener un hijo en común, deberías de estar orgullosa de decir que vas a ser madre de un niño precioso, no querer esconderte.

-No está claro que vaya a ser madre- Dije intentando disimular la agradable vergüenza.- Y tampoco quiero que si resulto serlo mi hijo tenga que escuchar comentarios como los que harán, no me importa que me dañen a mí, pero no a él o ella.

Jefe, quiero un hijo suyo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora