Capítulo 11."Solo no te eches para atrás."

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Holaaa! Aquí os traigo un capitulo más largo de lo normal, la verdad es que no es tan importante como los demás pero posiblemente en el siguiente pasen cosas bastante claves.

Espero que os gusteee, que comenteis y voteis ;) 

Gracias a todas por vuestro apoyo y por vuestros tweets :) ♥ (@elenapuga // #Cardovaniers)

-Despierta.-Oí que me susurraba.

Sabía quién era y que era lo que pasaba.

Sus dedos acariciaron mi mejilla y apartaron un mechón de pelo de mis cerrados ojos.

-Un ratito más.- Murmuré.

No es que tuviese sueño. Solo era que sabía quién era y que era lo que pasaba.

Jace Cardovani. Y yo durmiendo en su cama.

La vergüenza y el apuro se negaban a dejarme abrir los ojos. Solo quería quedarme ahí para siempre, con los ojos cerrados e imaginando que era invisible.

No es que hubiese pasado nada del otro mundo, simplemente éramos dos adultos en un momento post sexo. Nada más y  nada menos.

¿Cuál es el problema pues? Se suponía que nuestra relación iba a ser seria y calculada y no era así ni mucho menos. Nos estábamos comportando como dos adolescentes hormonados que no planean nada y se lo dejan todo al destino. No habíamos firmado el contrato, no nos conocíamos, joder, ni siquiera sabía si estaba sano o si por alguna casualidad de la vida había ido a la cárcel, y aun así habíamos tenido sexo. Sin preservativo. Otra vez.

¿Y como hacía yo ahora para actuar normalmente, solucionar todo eso, y no parecer una hipócrita estúpida?

-No, venga, soy tu jefe y no puedo dejar que llegues tarde.

Lo ignoré aunque podía oír como trasteaba en el vestidor.

¿Se estaba vistiendo?¿Seguía desnudo?

No, no podía pensar en eso, tenía que centrarme.

¿Que se supone que tengo que hacer ahora?- Pensé.- ¿Entregarle en contrato y volver al frio y calculado plan? ¿Esperar y follar cual coneja salida hasta quedarme embarazada mientras rezo mentalmente por no tener SIDA?

No lo sabía, eran demasiadas cosas las que hablar y demasiada vergüenza la que rozaba mi piel desnuda como para pensar.

-Si no lo haces tú lo haré yo.- Me sorprendió lo increíblemente cerca que se oía su voz de repente.

-Jace...- Su nombre salió solo de mi boca. Sin ninguna razón en especial, solo porque sí. Mi cerebro no me dijo en ningún momento como pensaba continuar la frase y los repentinos brazos de Jace levantándome para sacarme de la cama no me dejaron oírla.

Sí, normalmente me enteraba de lo que decía a la vez que el oyente. Y no, no pienso mucho antes de hablar.

-¡Bájame!- Le grité avergonzada, solo una sabana cubría mi desnudez.

-No, a vestirse.-Ordenó, serio.

Cuando se trataba del trabajo Jace era un aburrido.

Y pensar en el trabajo solo consiguió crear un profundo malestar en mi estomago.

Nos habíamos acostado ¿Como sería ahora nuestra relación en el trabajo? Sabía que no tendría un trato especial pero, ¿Podía soportar una de sus miradas glaciales después de haber probado un despertar a base de sus besos?

No me quise contestar, simplemente escondí mi cara en su cuello, aspiré su olor y me deje acunar mientras me llevaba al vestidor.

-Sé que soy cómodo y que tu posiblemente tengas el don de poder dormir en cualquier parte pero tienes que vestirte Grecia.

Jefe, quiero un hijo suyo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora