Misery City [Farewell City #2 ]

13. Murallas.

Las murallas se cerraron luego de que Went sacara su mano del sensor que reconocía a los Guardianes, dejando a War dentro y a Molly y a él fuera. La oscuridad los invadió ya que no había demasiada luz en ese lugar, sólo las luces de la noche los iluminaba lo suficiente para ver por donde caminaban. Molly sentía el peso del arma en su bolsillo, esperaba no tener que usarla pero dudaba. Dudaba de Went, como siempre. Con la espalda apoyada en la pared del muro, se dejó caer hasta terminar sentada en la suciedad del suelo. Went se acercó a ella y la imitó guardando la pistola en su regazo, reposando de lo más tranquila. Aunque Molly no estaba preocupada, ni tranquila.

—Esperemos que no tarde y que traiga a Athena —dijo Molly de la nada.

—Molly... —comenzó Went antes de que Molly dijera algo más que a él mucho no le importaba. Comenzó, primero se humedeció los labios y la miró, demostrándole a Molly con una sola mirada de lo que iba a hablar—. Cree en mí. ¿Por qué no puedes hacerlo? Sé, sé que he tratado de asesinarte y te traicioné. Sé que he hecho pero no sé quién soy.

—Lo que haces define quien eres y lo único que has hecho no te deja bien parado, Went.

Went resopló por lo que le dijo Molly y ella sabía que era algo repetitivo, pero tenía razón. El chico se puso de pie de un salto, sin importarle dejar a Molly con las palabras en la boca. Estaba enojado, pudo ver ella desde el suelo, pero no le importaba en lo más mínimo.

—Para ti es fácil. Tú juegas el papel de niña herida, que llora eternamente por lo mismo. ¿No piensas seguir adelante? —la acusó, frunciendo el ceño mientras que ella se ponía de pie demostrando el mismo enojo que él aunque era diferente, por supuesto.

—Y tú eres el mismo Guardián inseguro que agrede con crueldad cuando las cosas no salen como quieren. ¡Quisiste asesinarme!

—¡Tú me clavaste un puñal!

—¡Fue en defensa!—se defendió Molly acercándose a él para que le comprendiera a lo que se refería. No podía creer que él estuviera enojado porque ella se había defendido, ¿Qué clase de persona se enojaba por eso? ¡Él había tratado de matarla primero! Esa discusión era una tontería por completo.

—¡No creo que haya sido en defensa veinte minutos después, Mollyana!—exclamó él furioso, empujándola hacia la pared cuando ella lo empujó primero. La chica volvió a empujarlo, tratando de escapar de sus brazos, pero él le dio un empujón capaz de pegarla a la pared—. Además, me lanzaste de un bus con un disparo en el pecho.

—¡Yo no hice aquello!

—¡Claro que lo hiciste! Tú también trataste de asesinarme.

—¿Quién te dijo eso? —le preguntó y cuando Went quiso hablar incluso abrió su boca pero luego la cerró notando que era el quien no tenía el derecho—. Sarah. Creíste en Sarah. Siempre crees en ella.

—¡Creo en ti, Molly! ¡Maldita seas! ¿Cómo lo explico? ¿Necesitas un mapa, un dibujo, un cuadro comparativo?

—No te burles de mí, Went.