Misery City [Farewell City #2 ]

33. Final.

Lo sabía, Molly estaba segura que eso era aquel detonador. Era una maldita bomba que existía en su cuerpo desde que había nacido. ¿No era obvio? ¿No era obvia su existencia? Gritó furiosa, sintiendo las lágrimas caer de sus ojos pero Auron la había atrapado del cuello y no la dejaba moverse. El muy maldito la lanzó contra el suelo, logrando que se golpeara con la puerta que permanecía cerrada desde que habían aparecido.

—Seguramente ya sabes que eres un proyecto de tus padres. Yo mismo lo planeé y les pedí que cuando fueras una niña te operaran y dejaran un chip en tu cuerpo —le explicó, finalmente dándole una respuesta a varias de las cicatrices que Molly tenía en su cuerpo y desconocía—. Siempre hemos estado al tanto de tu posición, querida Molly. Siempre hemos estado al tanto de todos tus estados de ánimos y de tus sentimientos. Has sido monitoreada desde el primer día y me da mucho orgullo poder terminar con todo esto ahora mismo.

—¿No sientes nada por mí? —le preguntó Molly sollozando, sabiendo que no iba a lograr nada pero tenía algo de fe en su abuelo. Él no podía ser tan malvado, algo de corazón tenía que existir en su pecho. Algo—. Soy tu nieta, no soy un robot.

Auron la miró por unos segundos, con el detonador en su mano y ladeando su cabeza como si estuviera observándola. Luego, se rió con demasiada emoción, como si realmente sintiera. Molly se preguntó si Auron sentía, si él era el único que aun sentía y se aprovechaba de estar rodeado de seres sin sentimientos. No lo dudaba, seguramente aquel hombre era mucho más perverso de lo que ellos pensaban.

—Mollyana... eres tan ingenua a veces —se burló él riéndose de ellos dos. Went quiso dar un paso hacia adelante, para protegerla, pero nuevamente le enseñó el detonador al joven. Molly suspiró, sabiendo que iba a morir de esa manera tan horrible. Solo esperaba que no doliera y que fuera lo más rápido posible—. Pero sabía que ibas a decirme esto, porque siempre has sido tan niña. ¿Sabes que sabíamos todos tus movimientos? No sólo tú tienes un chip, sino también la bonita de Sky. La nena del futuro tiene lo mismo que tú y si aprieto este botón, mueren las dos.

Notó como Went se tensionaba más de lo que ya estaba y Molly odió aquello, porque ella tranquilamente podía dejarse morir pero no podía dejar morir a Sky. La niña no merecía ese sufrimiento y odiaba a aquel hombre por ser tan cruel con todo a su alrededor.

—Ahora mismo varios soldados están yendo a su cuartel para matarlos a todos. Debe ser bastante fácil, seguramente dejaron solo a los débiles y serán pan comido para mis soldados.

—¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres mi sangre? ¿Me quieres a mí? Dímelo, por favor. No tiene que ser de este modo —le rogó Molly mientras trataba de ponerse de pie y lo logró, ya que Auron estaba tan metido en su papel de malo que se había olvidado por completo de todos sus movimientos—. Por favor.

Auron siguió riéndose, diciendo que no necesitaba nada de ella y cuando quiso comenzar a soltar sus idioteces, Gabriel le dio un golpe con su arma. Su padre se había levantado en medio del desastre y había acumulado fuerzas para lograr cometer aquello. Molly sintió un peso menos en su pecho, sintiendo finalmente el aire volver a su cuerpo. Auron dejó caer el interruptor y fue Went quien se abalanzó hacia aquel artefacto. Lo lanzó con fuerza hacia la pared y se rompió en pedazos, logrando que Auron gritara descontrolado al ver su plan fallar.

—¿Nunca te dijeron, abuelo, que las cosas hay que hacerlas con rapidez? —le preguntó Molly, burlándose al verlo en el suelo.

Obviamente eso no lo detuvo, se abalanzó sobre Molly con un grito y se enredaron en una pelea absurda. La chica trató de sacar su daga, para quitárselo de encima pero fue él quien tomó el cuchillo y lo clavó en la piel de Molly. Ella soltó un alarido de dolor y Gabriel le quitó al hombre de encima, comenzando a golpearlo sin detenerse contra una de las paredes. Obviamente quería dejarlo inconsciente o simplemente matarlo a golpes, Molly ya no sabía.