Capitulo 17 – Volver desde la ultratumba.
-Veamos, mi amigo, Daniel Greco –dijo con una voz muy autoritaria el oficial- ¿De donde conoce a Tomás Ferro?
-Y le dije que es mi compañero, deduzca usted –dijo Daniel desafiándolo.
-Mira, pendejito… Tú a mi me tienes respeto o me tienes respeto ¿ok?
-Primero usted tiene que tener respeto para que le tengan respeto –dijo Daniel, agarrado por el oficial de la camiseta acercándolo, logrando que estén a escasos centímetros.
-¿Y Almita? –preguntó pícaramente.
-¿Cómo sabes su nombre?
-Bueno, varias veces pasó por la comisaria y la verdad que está muy linda y como no quiso decirnos su nombre le preguntamos a una de sus amigas.
-¿Qué amiga? –dijo muy alterado.
-Al final, ¿Quién es el que hace las preguntas aquí? Eres muy atrevido ¿no?
-Y usted un viejo verde –dijo recibiendo un puñetazo.
-Oficial Salvatierra, encontramos a un nuevo sospechoso –dijo un policía ingresando a la oficina.
-Está bien, tráelo aquí –ordenó a que entré y al ver quien era Daniel intentó pararse pero el oficial Salvatierra hizo que se volviera a sentar.
-Uh, mi niña –dijo mirándola fijamente. Luego se dirigió al policía que la trajo- ¿Por qué no me dijiste que era el amor de mi vida? –el policía se rió y se marchó.
-alejate de ella –dijo muy enojado Daniel.
-Tú quédate ahí mirando lo que le haré a esta preciosura –dijo acariciándole el rostro de Alma pero ella al sentir su contacto se alejó- Tranquila, no soy malo si haces lo que yo quiero.
-Le haces algo y lo vas a lamentar –amenazó Daniel.
-sientate Alma –ella se sorprendió al ver que el oficial sabia su nombre porque las veces que se lo había preguntado no se lo dijo.
-¿Cómo sabe mi nombre?
-Una amiguita tuya me lo dijo –respondió acariciándole nuevamente el rostro.
-No me toque
-Uh me gustan las niñas dicifiles –dijo mordiéndose insinuante los labios.
-¿Cómo estás Daniel? –preguntó ignorando al oficial, logrando que se enfade.
-A mi no me ignoras ¿eh? –dijo obligándola a besarlo. Daniel se levantó y le pegó un puñetazo.
-Te lo dije
-Miren par de estúpidos, ahora mismo los meto en una celda de donde no van a salir nunca –dijo tocándose el borde de su labio que sangraba.
El oficial cumplió con su amenaza y los metio en una celda pero a Alma la metió en una celda diferente.
-¡Hey! ¿Por qué no la dejaste conmigo? –dijo Daniel ya detrás de las rejas.
-Porque las cositas que les voy a hacer no las puedes ver. Aunque seria mas excitante pero ¡NO! –dijo riéndose a carcajadas y marchándose.
-¡Desgraciado! –le gritó Daniel.
-¿Daniel? –escuchó la voz de Alma.
-¿Alma? –respondió.
-No dejes que me haga nada por favor –notaba su voz quebrada.
-No, jamás dejaré que alguien te vuelva a hacer daño.