Capitulo 13 - Corazón herido
-¿Daniel? –dijo Alma recuperando el habla aun con un poco de dificultad.
-¿Estás bien? –preguntó Daniel.
-Si, si estoy bien pero tú, ¿Qué haces aquí? –preguntó Alma sin entender la situación.
-Vine a visitarte y… -Daniel hizo un gesto dando a entender que luego paso todo lo que paso.
-Viniste a molestar, mejor dicho… -lo corrigió recordando lo cargoso que era Daniel con ella.
-Esta vez no… -dijo serio, algo que era muy extraño en él.
-¿Pasa algo? Osea, algo más que esto por supuesto.
-Nada… Emm… mejor atendamos a Tomás… -dijo él yendo a levantarlo o intentar que despertara.
-¡Ay, si! ¡Como pude olvidarme de él!... Mi amor, reacciona… -dijo preocupada.
-¿Mi amor? –preguntó Daniel algo desilucionado. Pero Alma entendio otra cosa.
-Daniel por favor, no estoy para tus bromas y ya te dije que no me llames asi.
-No, te preguntaba…
-Ah, perdón… Si, Tomás y yo estamos saliendo. Ayúdame a levantarlo.
-Ah… -no dijo más y ayudo a Alma a cargar a Tomás.
-Lo llevemos al sofá…
-No, para bajar es peligroso. Mejor lo llevemos a la habitación de aquí.
-A MI habitación querras decir…
-Si, eso… -seguia con la seriedad del principio, Alma notaba que le pasaba algo pero no le preguntó hasta que acomodaron a Tomás en su cama.
-Daniel…
-¿Si?
-¿Seguro que no te pasa nada?
-No… bah, quiero decir si… osea que estoy seguro que no me pasa nada… si, eso –disimulo con una falsa sonrisa- Bueno creo que ya me voy –dijo levantándose de la silla que estaba en la mesa del espejo.
-Daniel, espera… -él se dio media vuelta- ¿Por qué viniste a visitarme con ninguna intención de molestarme como haces siempre?
-En realidad, vine para ver al profesor…
-¿Cómo? Pero si me dijiste que habias ven… -Daniel la interrumpio.
-Es que me aviso que no te hallaba por ningún lugar al igual que Tomás. Y vine a ver si habían novedades –mintió Daniel porque el profesor jamas le había contado sobre ello.
-Ah… entonces fuiste tú quien vi que había entrado aquí a la cabaña.
-Supongo que si.
-Daniel, no quiero que pienses que soy muy cargosa… pero veo que no estás bien.
-Si, ya lo sé… discúlpame, pero no quiero hablar de nada por hoy. Me voy, nos vemos luego. –se acercó para darle un beso en la mejilla.
-¿Sabes? Prefiero que estés cargoso y yo sufrir las consecuencias que verte así… -los dos se sonrieron. ¿Puedes hacerme un favor? –Daniel asintió- quédate un rato más, solo hasta que Tomás despierte y me asegure de que esté bien y no como hace rato. Tengo miedo a que me ataque de vuelta y él es más fuerte que yo… -dijo agachando la cabeza. Daniel se la levanto lentamente con una de sus manos.
-Claro que sí, me quedo –sonrieron ambos.
-Gracias…
Pasaron unos instantes y Tomás despertó. Giró su cabeza hacia su derecha y allí estaba Alma dormida. Miró más alla y en una silla estaba Daniel, no entendia que hacia él allí así que despertó a Alma.