Capitulo 22 – De vuelta a la cabaña
-Daniel que estás diciendo? –interviene Amanda incrédula.
-Él me lo dijo, te lo juro Alma. Te lo juro! –suplicaba gritando con desesperación.
-TOMÁS ESTA MUERTO! –alzó la voz Alma, llorando.
-Daniel… -intervino nuevamente Amanda posando una mano en el hombro de Daniel pero éste la apartó violentamente.
-Alma, tienes que creerme. Me crees? –le preguntó con una mirada paranoica.
-Daniel me estás asustando –dijo ella con bastante razón.
-Alma, creeme! CREEME! –le ordenó tomándola fuertemente de los brazos zarandeándola salvajemente.
-Daniel! Daniel, suéltala! –pidió Amanda asustada e intentando apartarlo de Alma que aún no estaba recuperada de la operación. Pero era imposible- Enfermera! Doctor! Alguien que me ayude! –gritaba desesperada Amanda con la esperanza de que alguien la escuche. Al instante entró una enfermera y ayudó a Amanda a que Daniel soltara a Alma, con mucha dificultad lo lograron. Llegó un enfermero y ambos lo llevaron al pasillo para calmarlo. En el momento en el que Alma fue liberada de las manos irreconociblemente furiosas de Daniel, se quedó inmóvil.
-Alma, estás bien? –le preguntó Amanda verificando con la mirada los brazos de Alma enrojecidos por el fuerte agarre.
-Estoy asustada –confesó temblorosa.
Mientras tanto en el pasillo los enfermeros con Ian intentaban tranquilizar a Daniel pero al no poder hacerlo ellos mismos decidieron sedarlo y hospitalizarlo.
La semana pasó rápido y Daniel al despertar al dia siguiente lo encontraron recuperado del ataque de nervios. Alma estaba casi recuperada.
-Señorita Rivero –se dirige el doctor que entra sorpresivamente. Alma percibe su buen humor y espera la noticia mas esperada- Veo que su recuperación va muy bien y rápido, la felicito. Y ya está dada de alta, puede irse a su casa cuando quiera –Alma no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Amanda la miraba con la misma felicidad.
-Muchas gracias doctor –dijo contenta Alma. Daniel no apartaba su mirada de ella, de su sonrisa lo llenaba de felicidad verla así. Se abrazaron cálidamente.
-Que tengan un buen día, espero no verla de vuelta por aquí, no señorita Rivero? –dijo simpático el doctor.
-Eso espero –dijo sonriente Alma. Una vez el doctor se marchó Alma gritó de la emoción.
-Alma! Contrólate! –le pidió Amanda.
-Ya quiero irme de aquí –dijo Alma exasperada.
-Eso se nota –dijo Daniel y Amanda no pudo evitar una carcajada.
-Yo te alcanzo la ropa, luego en la cabaña te ducharas y pondrás ropa limpia –dijo Amanda entregándole la ropa con la que ingresó al hospital. Alma cambió su rostro a uno serio y con una mirada temerosa mirando a Daniel que también la miraba asustado.
-Pasa algo? –preguntó Amanda que había olvidado completamente todo lo que pasó hace una semana atrás.
-Los cuerpos –Daniel intentó resumir una larga historia.
-No inspeccionaron la cabaña? –preguntó Alma.
-Aún no… -dijo Amanda dubitativa.
-Esos policías son unos truchos… -dijo exasperado Daniel.
-Tienes que calmarte, Daniel… porque asi no vamos a llegar a nada bueno. No hagas que te metan a ese calabozo otra vez –dijo Amanda regañando a Daniel por sus últimos comportamientos. Daniel la miró con recelo.